Capitulo 4

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Nunca ha sentido un gran amor por los animales, pero tampoco los encuentra molestos.
Si tuviera que sopesar su relación con ellos la balanza estaría equilibrada, bueno, levemente inclinada hacia la derecha.

-¿Estás listo? -

Dirige su vista hacia el perro sentado a su lado. No sabe si hablándole a él o consigo mismo. Ajusta la correa antes de ayudarle a bajar, su herida ya es solo una cicatriz así como un recuerdo.

Mientras se acerca a la casa puede escuchar los insistentes chillidos y algunos ladridos que anuncian su llegada. Se detiene a medio camino en espera de su anfitrión.

Después de aquella llamada apenas ha compartido palabras con Will.
El menor procuró ser lo más específico en un solo mensaje de texto para no tener que interactuar más de lo necesario.

Mientras espera recuerda la conversación de aquella noche.

-Aprecio que me confíes esta labor Will -

-Dudo mucho que algo de mi casa te sea de utilidad. Además, si dañas a los perros tu reputación estaría en juego -

Tan directo como siempre.
Escucha como se abre el cerrojo de la casa y debe volver a la realidad.
Will sale llevando a los perros consigo, cada uno con su respectiva correa por seguridad.
Ninguno ladra al verlos.

-Buenos días Will -

Mantiene su vista en el menor, mientras él solo  observa la reacción de su manada ante el nuevo integrante.

-Hola Hann… Hey, calmados -

El saludo no continúa ya que debe controlar a Zoe quien se muestra muy efusiva.

- Les presento a Winston, desde ahora será parte de la manada -

Aún si ellos no pueden entenderle, Hannibal nota como les habla con paciencia y cariño.

Deja que los minutos pasen hasta que están listos para soltar las correas. Winston se dedica a conocer y presentarse con cada uno, volviendo cada cierto tiempo con Will para recibir una caricia. El aludido sonríe satisfecho de ver que la inclusión fue todo un éxito.

-Parece que has creado tu propia familia -

Sonríe  al ver el sobresalto en su acompañante quien no está acostumbrado a la compañía.

- Uní a una familia de animales callejeros -

Tomando las correas avanza hacía la casa esperando que Hannibal lo siga

- Gracias por alimentarlos mientras no estaba -

-No hay problema, fueron muy educados -

Lo sigue sin imponer alguna objeción, teniendo que agacharse continuamente para evitar tropezar con alguno de los perros.

Se sienta en el sencillo comedor de madera  aceptando con gusto la taza de café que Will le ofrece. Espera a que el menor se siente antes de darle un trago a su bebida. El sabor de café instantáneo se instala con gran pesadez en su paladar provocando que cierre los ojos para no hacer alguna mueca poco educada.

-¿Tuviste un caso difícil? -

Habla con naturalidad sin poder creer que Will disfrute tanto de su propia taza. Espera tener una oportunidad para mostrarle lo que es el café importado.

Uno no decide de quién se enamora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora