Capitulo 33

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El sonido de los neumáticos en el patio delantero indican la llegada del visitante.

-Hannibal-

La voz de Will lo llama desde la puerta de la cocina, haciéndole apresurar los últimos detalles.

Retirando el mandil de su cuerpo avanza hacia la entrada, escuchando los pasos del hombre acercándose.
Desde esa distancia puede percibir su fuerte aroma a caoba, digno de un Alfa dominante.

Un suave apretón en su mano lo regresa al presente, seguido del firme toque de los nudillos en la puerta.

Suspirando suelta la mano de su pareja antes de acercarse y abrir.

-Robert, un placer verte de nuevo-

La silueta de un hombre elegante y orgulloso se muestra del otro lado de la entrada. La curvatura en su boca simula una sonrisa a pesar de ocultar su desdén con poco éxito.

-Hannibal. Veo que te has instalado aquí…-

Interrumpe sus palabras para observar alrededor. Las flores en el jardín y la fachada renovada son algo difícil de ignorar.

-Cómodamente-

Entrando a la casa se detiene ante la presencia de alguien más.
Había escuchado rumores al respecto, sin embargo no esperaba que fuera cierto.

-Robert, bienvenido-

Extendiendo su mano Will se muestra cortés, agradeciendo haber decidido usar prendas formales, al sentir el escrutinio silencioso del recién llegado.

-William Graham-

Responde Robert casi escupiendo el nombre, antes de estrechar su mano.

-No esperaba verte aquí-

Dirigiendo su vista al Omega en señal de reprimenda es correspondido con una mirada de advertencia.

-¿Qué tienes que decir al respecto, Hannibal?-

El agente se mantiene alerta en caso de que deba separarlos de una pelea. Vistos desde esa distancia es fácil notar la relación sanguínea entre los dos.

-¿Usted es el Conde?-

Clarice se acerca con un brillo de sorpresa en sus ojos.
Su inocencia infantil le hace sujetar los extremos de su vestido e inclinarse como ha leído en los libros que deben hacerlo ante los Condes.

Robert por su parte se queda paralizado. El color de su rostro desaparece al ver en ella el cabello castaño de Hannibal y los ojos azules del agente.

-¿Una hija? ¿Es esto una broma?-

Hablando en un idioma que ambos hombres entiendan alza la voz conteniendo una risa de incredulidad.

-No es un Conde, Clarice. Solo es mi tío Robert-

Cargando a la pequeña ignora la rabia del hombre frente a ellos, sabiendo que no se irá hasta tener una comida apropiada.

Sentados en el comedor, Will se ha ofrecido a servir la cena por lo que pide la ayuda de Clarice para que puedan hablar tranquilos.

Uno no decide de quién se enamora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora