Capitulo 25

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Nunca había sucedido.

En todos los años que ha perfeccionado su inigualable habilidad culinaria, concibiendo exquisitos banquetes tradicionales e innovadores con lo mínimo a su alcance, jamás se había encontrado en una encrucijada tan grande.

Su paladar, normalmente tan seguro de sus preferencias, yace con un antojo desconocido incluso para él.

La idea de preparar un menú espectacular para su primera reunión con Will le llenaba de entusiasmo. Pese a ello, estando de pie frente a los estantes repletos de exquisitos ingredientes ninguno resuena con la intensidad suficiente para cubrir su deseo. Un sabor nuevo, diferente.

Cerrando los ojos, su última opción lo lleva a sumergirse en las habitaciones ya empolvadas de su palacio mental, en busca de la esencia del alimento que tanto anhela.
Los platillos extravagantes se desvanecen, la porcelana fina da pie a escenarios más simples y poco a poco en su lugar emerge una visión vaga, pero persistente.
Una indulgencia crujiente y dorada…

El suave toque de dos nudillos en la puerta lo paraliza.
¿Tan rápido ha llegado la hora? Poniéndose el pulcro saco deja atrás la lúgubre cocina para afrontar la situación con su invitado.
Con cada paso que da la vergüenza pesa en sus hombros, misma que disimula con un suspiro antes de abrir la puerta.

Su corazón se acelera al encontrarse con la presencia del Alfa, tal como habían acordado. Disfruta de aquella vista que le había sido arrebatada meses atrás, la dualidad en su mirada le recuerda cuán peligroso puede ser mantenerlo a su lado y a la vez lo cautivador de compartir un futuro juntos.

-Pensé que te podrían gustar estas hierbas aromáticas… recuerdo que tenías un muro verde en Baltimore-

Las palabras del agente salen con atropello al detectar una extrañeza en su anfitrión, extendiendo el pequeño presente hacia él, saborea la sutil sonrisa que recibe a cambio del kit de cultivo.

No fue fácil encontrar algo que sustituyera al vino como un regalo digno para Hannibal y sólo se decidió después de vagar un largo tiempo por las concurridas calles de Palermo.

-Una elección encantadora, Will. Gracias-

-¿Puedo pasar?-

Hasta este momento se percata de que la conversación se ha mantenido en el umbral, abriendo la puerta por completo para permitir su acceso.

El psiquiatra lo lleva con naturalidad hacia el calor de la chimenea.
Aún no está listo para afrontar la falta de comida en su mesa.

-He estado reflexionando sobre el pasado, Will… Las sombras que nos persiguen-

Sentado en el confortable sillón permite que Will haga lo mismo a su lado.

-¿A qué te refieres, Hannibal?-

La pregunta llega con suavidad calculada. Will mantiene la calma a pesar de sentir como el peso de los recuerdos aprisiona su pecho.

-Nuestra historia nos ha dejado cicatrices, incluso heridas que aún no cierran por completo-

No es necesario detallar el rostro de Will para darse cuenta de la dura decisión que tuvo que tomar.
En la mente de Hannibal circulan múltiples preguntas sin respuesta, desconoce las adversidades que afrontó el agente para llegar hasta ahí.

Uno no decide de quién se enamora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora