Capitulo 42

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Las comidas en casa siempre han tenido un toque de elegancia.
De pequeña disfrutaba ayudando a acomodar los cubiertos y servilletas mientras sus padres servían los platos.

Siendo sincera, nunca prestó gran atención al contenido de su plato más allá del inigualable emplatado y el estupendo sabor. Pero hoy, al observar la fruta, el huevo y los medallones de carne siente un repentino nudo en el estómago.

-Buenos días, querida-

Con un sobresalto Clarice regresa al presente, observando a su padre quien está terminando de servir el jugo de naranja.

-Buenos días-

Responde, tomando asiento lentamente.

Una vez todos están en la mesa Adam espera impaciente a que Will de el primer bocado para poder comenzar con su propio desayuno, costumbre que aprendió de Hannibal.

-Papá, ¿De dónde conseguiste esta carne?-

Sin tener estómago suficiente para disimular, la chica juguetea con su tenedor. Las múltiples noticias que encontró la noche anterior en internet se arremolinan en su mente como un repugnante torbellino.

Hannibal levanta la mirada hacia ella antes de hablar.

-De un proveedor local. Sabes cuánto me preocupo por la calidad de los ingredientes que utilizamos-

La pequeña solo asienta, sin poder mirarlo a la cara.
En cambio, sutilmente aleja la carne de Adam quien se disponía a servir un poco en su plato.

-¿Por qué no comes más fruta?-

-Clarice-

Ignorando la advertencia en el tono de Will, sirve su propia porción de fruta en el plato de su hermano quien lo acepta con confusión.



Su corazón late con fuerza conforme se acerca a su padre.
Los recuerdos de su infancia junto a él se acumulan en su mente con cada paso que da, suplicando que se detenga. Deseando mantenerse en la ignorancia por más tiempo.

-¿Te encuentras bien, cariño?-

Dejando el libro que sostenía en una de las repisas se acerca a ella con preocupación.

En la habitación solo se encuentran los dos. Si agudiza sus sentidos puede escuchar el agua corriendo en la cocina mientras Adam y Will lavan la vajilla.

-Papá, ¿Puedo preguntarte algo?-

Agradece que las palabras no se atoraran en su garganta, entrecerrando los ojos al sentir a su padre acariciar su mejilla.

-Por supuesto-

Con una suave sonrisa el mayor avanza indicando con un ademán que tome asiento en el sofá.
Ella duda, pero finalmente lo sigue.

-Cuando tienes tantas preguntas en mente Clarice, es esencial elegir una y enfocarte en ella-

El mayor habla al ver que su hija no puede hacerlo. Sentada frente a él, es evidente la lucha interna que está teniendo entre su sentido de la moral y el profundo amor que siente por su familia. Por Papá.

Uno no decide de quién se enamora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora