Capitulo 32

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Desde este momento las palabras en cursiva serán dichas en Lituano
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-¡Remolacha compremos remolacha!-

Sujetando la mano de su papá, Clarice avanza dando pequeños saltitos por la calle.

-De acuerdo cariño, compraremos un poco-

Sonriendo Hannibal camina junto a ella en esa calurosa mañana, dispuestos a comprar lo que falta para la comida.

-Y salmón, a Mefistófeles le gusta mucho-

-Lo tomaré en cuenta-

Han pasado un par de meses desde el incidente. Mantuvieron una constante vigilancia ante el “ser” desconocido que describió Clarice, turnándose para explorar el bosque y cerciorarse de que no existiera presencia alguna en kilómetros.

Como era de esperarse, el único cambio existente fue la adopción forzada de una mascota, quién después de ser alimentado ha regresado cada vez que tiene hambre.

-Buen día, joven Lecter. Señorita, que gusto verla-

El hombre tras el mostrador les habla una vez entran al establecimiento.

-¡Señor Pescadero deme un salmón, por favor!-

Clarice menciona con euforia a pesar de no alcanzar a ver a su interlocutor, sólo logrando sujetar la vitrina.

Un ligero carraspeo de su padre hace que ella se retire del cristal, mejorando su postura.

-Buen día-

Responde Hannibal con tranquilidad, sin inmutarse por la anterior reacción de Clarice.

-El día de hoy tenemos un delicioso arenque fresco ¿Le gustaría un poco?-

Recordando la expresión de Will la primera vez que probó su receta de arenque ahumado no duda en aceptarlo.

-Suena perfecto-

El tendero afirma, comenzando a preparar su pedido. Clarice por su parte, dirige la atención a dos grandes langostas dentro de una pecera.

-El Conde va a estar muy complacido de ser recibido con su platillo favorito-

La lista de pendientes ha dejado de deslizarse en su cabeza, dejando un espacio para permitir la entrada de los recuerdos. Un escalofrío recorre la espalda del psiquiatra, quien espera haber escuchado mal, no obstante sabe que eso es imposible.

-¿Disculpe?-

El hombre sonríe tratando de disimular la sorpresa en su rostro. Con un apenas perceptible temblor guarda los peces restantes, deseando no haber hablado.

-Escuché que su tío vendrá a supervisar la producción de vino esta semana.. Creí que usted estaba al tanto-

Con el mismo temblor le entrega su mercancía, sin tener el valor de alzar la mirada. En este corto lapso de tiempo ha logrado vislumbrar el carácter fuerte del Omega, temiendo que sea igual de volátil a como lo era el de su madre. 

-¿Necesita algo más, joven Lecter?-

Esbozando una sutil sonrisa Hannibal mantiene una expresión tranquila, como si la noticia fuera simplemente el anuncio de un clima encantador y no una tormenta.

Uno no decide de quién se enamora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora