Capitulo 36

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Lágrimas salen de los ojos del menor al sentir la fuerza y calidez tan característica de su padre.
Por un momento todo el peso de la distancia y los años desaparece, sintiendo que ha vuelto a ser el mismo chico en los muelles de Louisiana.

-Lo siento, papá. Hay tanto que necesito explicarte-

Murmura, sintiendo como su voz va quebrándose poco a poco.

- No puedo creer que estés aquí-

Con un temblor similar en sus palabras el hombre aún lo sostiene, envolviendo a su hijo en su aroma paternal que incluso él ya había olvidado.

Por fin lo suelta, limpiando sus mejillas como si fuera un niño pequeño. Will lo permite, sintiendo aquel par de manos callosas en su rostro.

-Sabía que no estabas muerto-


Las horas vuelan mientras cada uno cuenta su historia.

Más de 10 años pasaron sin contactarse y cuando se enteró de su muerte lo invadió la amargura y la culpa, por lo que el hombre abandonó su trabajo para dedicarse a conservar el hogar que su hijo había construido con tanto esfuerzo.

-Cuando llegué este chico ya estaba aquí, me hizo compañía desde el primer día-

Acariciando la cabeza de Winston le entrega un plato con caldo de hueso y trocitos de pollo.

-Supuse que sería tuyo-

-Gracias por cuidarlo-

Su padre asiente, mientras una sonrisa breve y melancólica cruza su rostro.

-Esta casa que elegiste, hijo... es perfecta. El río en la parte trasera es un buen lugar para pescar y ni qué decir de tu colección de anzuelos, es simplemente impresionante-

El hombre habla con orgullo antes de llevar una taza de café a su boca.

Acostumbrado al lugar rápidamente ambos encendieron la chimenea y calentaron un poco de agua, teniendo el mismo gusto por el café soluble de la tienda de conveniencia.

-Papá, hay algo más que necesito contarte-

Por más que disfrute de la charla, sabe que aún existe un tema importante a tratar.

-¿Qué es, Willie?-

Su padre lo mira, con una mezcla de curiosidad y preocupación.

-Durante estos años descubrí algo en mi que cambió muchas cosas-

Bajando la vista, observa la mesa del comedor, encontrando en el relieve las sutiles marcas dejadas por el uso.

-Siempre me trataste como un Omega, me hiciste tomar supresores, pero… gracias a alguien comprendí que soy un Alfa-

La expresión confusa del hombre hace que se vea reflejado a cuando él mismo se enteró en su momento.

-¿Un Alfa? Pero si estábamos seguros…-

-Lo sé-

Interrumpe Will con suavidad

-Y por mucho tiempo también lo creí. Pero las cosas cambiaron….-

Suspirando siente como un peso cae de sus hombros con cada segundo que pasa.

Uno no decide de quién se enamora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora