Capitulo 28

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Pronto los ríos y montañas se quedan atrás, permitiendo que la urbanización se vaya apoderando del terreno.

A pesar de no ver reconocimiento alguno en los rostros de las personas Will se mantiene alerta.

Ya ha revisado dos veces los cierres de las maletas en busca de alguna abertura, pero como era de esperarse no hay nada sospechoso.

-Will ¿Estás bien?-

El menor casi salta al sentir una mano en su brazo. No escuchó el momento en que Hannibal se acercó y tampoco percibió su aroma.

Instintivamente inhala con fuerza, sorprendido de apenas encontrar un fino rastro de su esencia. Puede que Hannibal se vea tranquilo, no obstante el hecho de ocultar su fragancia demuestra lo contrario.

-Si... ¿Dónde estabas?-

El mayor lo analiza unos segundos con genuina curiosidad. Pocas veces tuvo la fortuna de observar a Will como agente encubierto.

-Fui a conseguirnos transporte-

Alza la mano instintivamente para acariciar su mejilla, sin embargo se detiene al saber que no tienen mucho tiempo.

-Vamos, pronto oscurecerá-

Sin esperar alguna respuesta sujeta la maleta más cercana avanzando hacia la salida. Will no tarda en alcanzarlo, permitiendo que su rostro muestre la confusión de su mente.

-¿Hannibal?-

Pregunta en voz baja, esperando a que solo él lo escuche. Intuye que no sería apropiado decir su nombre en un lugar tan concurrido, pero necesita saber hacia dónde se dirigen.

-Intuí que me habías investigado lo suficiente en el FBI para saberlo-

Will rueda los ojos con fastidio, pese a ello su mente no tarda en recordar lo que ciertamente investigó sobre él. Pocas veces hablaron sobre su pasado y un sentimiento de vergüenza se apodera de él al intuir que probablemente sabe más de lo que debería.

La muerte de su familia.

Los años en el orfanato.

Un nudo en la garganta le impide contestar y por supuesto Hannibal lo nota.

Con una suave sonrisa el Omega se acerca permitiendo que un suave beso interrumpa la continuidad de sus pensamientos.

-Continuemos la conversación más tarde ¿Te parece bien, Will?-

Un hombre joven baja de su automóvil ayudándoles a subir las maletas en el portaequipaje. Sin inmutarse siquiera por la demostración tan repentina de afecto.

-De acuerdo-

Decidiendo confiar en su pareja el Alfa avanza guardando el último equipaje antes de subir junto a su compañero en el asiento trasero.


Acostumbrado ya a los trayectos largos, el viaje de 1 hora le parece soportable.

La ciudad se percibe más acogedora que la anterior visitada. Las calles son transitadas con tranquilidad, mientras cada persona sigue su rutina con una afable cotidianeidad.

Uno no decide de quién se enamora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora