Se robó mi corazón

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Jade.

Son las 8:23 de la noche y estamos terminando el día de inspección, la verdad este hotel está muy bien, solo encontramos pequeño detalles a nivel de organización, los cuales ya los solucionamos,  nos despedimos de Thomas y subimos a la habitación, estoy muy nerviosa al estar sola con él en esta habitación, se lo que puede suceder entre nosotros, es algo inevitable.

Eros abre la puerta y me da paso, ingreso y me quito los zapatos, él se quita su chaqueta y antes que pueda decir algo su teléfono suena. El saca el teléfono de su bolsillo y ve quien llama.

— Es mi padrino. Qué tal si salimos un rato  — no me dejó contestar ya que siguió hablando — Te dejo para que te cambies mientras yo le contesto la llamada — el sale de la habitación y yo quedo parada viendo cómo cierra la puerta al salir.

Busco en mi ropa algo que ponerme pero la tarea es complicada porque Susana empacó casi todo a su gusto y lo más cómodo y recatado que veo es un vestido negro pegado al cuerpo, mangas larga el cual me queda como a 5 dedos sobre la rodilla y tiene una aventura en el lado izquierdo un poco revelador.

Busco en mi ropa algo que ponerme pero la tarea es complicada porque Susana empacó casi todo a su gusto y lo más cómodo y recatado que veo es un vestido negro pegado al cuerpo, mangas larga el cual me queda como a 5 dedos sobre la rodilla y tiene ...

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Cuando busco la ropa interior me consigo con el conjunto negro que me regaló Susana. Decido usarlo, quizás al final si le tenga que agradecer a Susana por todo lo que ha hecho.
Coloco la ropa en la cama y me voy al baño.

Salgo de la ducha envuelta en una toalla, veo a Eros sin camisa sentado en la cama, lo escaneo de arriba para abajo.

<< Qué te pasa, reacciona >>

— Ya te puedes duchar — él asiente con su cabeza, pasa a mi lado entrando al baño, no sin antes verme de pies a cabeza, sonreír para luego cerrar la puerta.

Me siento en la cama, siento una ola de calor fluir dentro de mí.
Me coloco el vestido, dejó el cabello suelto, me maquillo solo un poco.
Todo lo hice muy rápido pues necesito salir y agarrar un poco de aire antes que Eros salga del baño, el ambiente está muy tenso.

Decido salir de la habitación, camino hacia el ascensor donde hay unos cómodos muebles, me siento y decido llamar a Susa.

Llamada.

Al segundo repique contesta.
— Amiga, estaba a punto de llamarte.

— Todo bien Susa — pregunto preocupada.

— Si tranquila, hoy la pasamos muy bien ya Ángel se durmió, está agotado.
Yo te iba a llamar para que me cuentes ¿cómo te va? Qué tal la noche…

— La noche con Eros en la suite nupcial — le digo con reproche.

— Ay amiga, no es para tanto, son solo tres noches.

— Si tres noches durmiendo en la misma habitación con un hombre que transpira pecado.
Y no solo eso, si no, la diminuta ropa con la cual debo dormir gracias a ti.

Un amor inesperado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora