🧸 Llegada 🧸

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Nat estaba en su escritorio, la luz de su lamparita brillando a máxima capacidad, con un montón de materiales por todos lados de la superficie, desde pegante y brillantina hasta stickers de sus personajes favoritos.

Papi llegaría en la madrugada de su viaje de Japón y nada le hacía más ilusión, estaba desesperado por verlo darle un fuerte abrazo y un beso como princesa Disney, o en su caso príncipe. Ese día terminaron sus exámenes de la universidad, dando por oficial el comienzo de sus vacaciones, es decir más tiempo con papi, con sus peluches y un muy merecido descanso, claro que quería que celebrarán a lo grande.

Lastimosamente aún debía ir por su hoja de calificaciones pero eso era lo que menos le preocupaba viendo como el vuelo de papi estaba cada vez más cerca de aterrizar en Tailandia. Si fuera por él iría por su papi al aeropuerto pero estaba demasiado cansado para manejar y aún debía despertar temprano al día siguiente por lo que el mayor se negó a que su niño perdiera horas de sueño necesarias aunque solo tuviera que ir por el boletín y ya era libre de hacer lo que quisiera.

Como el niño que era, Nat quería darle algo súper especial a papi pues lo había extrañado demasiado, moría por abrazarlo y expresarle todo su amor, por eso antes de hacer su rutina de noche, el menor estaba escribiendo una carta donde explicaba todo lo que amaba a su papi con sus stickers de dinosaurios favoritos y hacia un dibujo de ellos dos tomados de la mano que sabía que papi colgaría en la nevera orgulloso cuando llegar a casa.

Tal vez con eso papi correría a darle sus peluches nuevos de Japón, dulces y decirle que ya no estaba castigado por lo que hizo el día anterior, además que cumplió con las planas y siendo honesto no se sentía culpable, realmente lo había pasado bien aunque faltó participación de papi pero sabía que ahora con sus vacaciones momentos de juego eran los que sobraban.

Luego de todo el desorden que creó en su escritorio organizó y dio los últimos toques al departamento asegurándose que estaría limpio. Comenzó con un baño largo y escogió el pijama de ositos que su papi había comprado para él. Ya estaba emocionado por el besito que recibiría y que seguro podrían ver 101 dálmatas acostaditos pensó una vez estaba en la cama con su lamparita quedándose dormido en el lado de la cama de Max. 

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Max estaba agotado en el taxi, solo quería dormir pero estaba feliz porque estaba de vuelta y que su vuelo se adelanto una hora por lo que vería a su conejito más pronto de lo que pensaba aunque bueno eran las 3 am y el solo quería dormir o darse una ducha, tenía demasiado calor y frío a la vez, mañana irían por el boletín de notas de Nat donde aprovecharía para premiarlo por sus calificaciones.

Una vez frente a su casa entro y dejo la maleta en la sala, solo se quito la chaqueta, zapatos y jeans, se sentía más agotado que de costumbre por lo que ver la lamparita encendida en la habitación principal fue como encontrar un manantial de agua fresca en el desierto.

Su niño dormía profundamente, incluso apostaba que se veía aún más hermoso de lo que lo recordaba, parecía que aún no había despertado por el ruido que hacía, fue al closet, se puso unos pantalones de pijama y se acostó abrazando el cuerpo pequeño, con un pequeño ruido Nat se giró y le dio un piquito, casi que solo rozando sus labios, devolvió el abrazo y dijo.

- Te amo papi, bienvenido a casa - Mientras devolvía el abrazo.

Ambos se quedaron profundamente abrazados como se habían querido tanto esa eterna semana hasta que en la mañana sonó la alarma, Nat se levantó emocionado por el día que le deparaba con papi pero el mayor estaba ardiendo en fiebre cuando lo tocó para intentar levantarlo.

Eso de tomar vuelos a las 3 am no era una buena idea en temporada de gripe.

Little Prince - MaxnatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora