🔥 Juegos de adultos - 2 🔥

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El pequeño Nat estaba tranquilo tomando su siesta de la tarde un sábado mientras papi trabajaba arduamente en un nuevo proyecto.

En el mundo de los sueños Nat normalmente veía unicornios, galletas, algodón de azúcar, a papi siendo gracioso o a Daisy en las situaciones más curiosas.

Hace años no tenía un sueño húmedo como el que estaba teniendo en ese momento y claramente despertó completamente duro y necesitado.

Y cómo culparlo, cuando soñaba con papi haciéndole las cosas que más le gustaban, las que más sensible lo dejaban, las que lo hacían temblar por una semana entera de recordarlas.

Nat vio el reloj una vez despertó de su sueño, al ver que aún contaban con tiempo antes de la cena, no dudo en hacer su sueño realidad como le fuera posible y claramente no sería difícil.

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Max estaba trabajando viendo a su tablet mientras analizaba los datos del último reporte que le enviaron algo estresado, el quería dormir con Nat pero claramente no pudo hacerlo por culpa de su compañía.

Estaba tan concentrado que no notó como el pequeño chico entró a su estudio con tranquilidad, esperando el momento indicado para hablar.

Al ver como su papi estaba tan concentrado, decidió sentarse en sus piernas sin pedir permiso, era algo tan común para ellos que simplemente su papi le abrió el espacio para que se sentara y Nat comenzara a besar su cuello.

Max sintió de forma instantánea al menor, daba mordiditias suaves pero que seguro dejarían una marca, algo que le gustaba a su niño.

Vio como sus pequeñas manos tomaron su tablet y la bloquearon evitando que aún siguiera concentrado en sus informes. Luego aquellas manos pasaron a su camiseta, intentando levantarla para sentir su piel.

- Veo que alguien está emocionado. - Dijo papi al notar su erección a través de sus pantalones.

- Soñe contigo y no pude evitarlo. - Respondió Nat escondiendo su rostro en el cuello de papi.

- ¿Puedo saber que soñaste mi príncipe?

- Eras rudo, muy brusco conmigo y fue demasiado placentero.

Max en ese momento ya quería irse para atrás, no porque no quiera tener sexo con su prometido, siempre quería hacerlo, pero cuando Nat hablaba de ser rudo no tenía idea de que estaba pidiendo.

- Amorcito sabes que no puedo, te dolerá más de lo que vas a gozarlo.

Max estaba siendo razonable, el sexo rudo era más de lo que Nat podía soportar, ya de por si por la clara diferencia de tamaño y fuerza que ambos tenían.

Era un juego de humillación que para ser honestos a ambos les encantaba, pero no ocurría tan seguido porque Max adoraba y le gustaba más venerar a su niño que degradarlo por placer.

- ¿Al menos podemos intentarlo? Si me duele prometo decir mi palabra de seguridad.

Su niño lo miraba con esos ojitos brillantes, pidiendole que lo hicieran, con su dura erección y haciendo pucheros con esos hermosos labios rosa que tenía.

Dios, se iría al infierno por esto.

- Bien hagamoslo. - Dijo Max regresando a su informe desilusionado a Nat de inmediato.

- Papi vamos a hacerlo.

- Si pero tienes que ganarlo, así que acabaré el informe y iré contigo.

- Pero...

- Si lo quieres serás lo suficientemente paciente.

- Pero papiiii, ya estoy duro, simplemente vamos.

Little Prince - MaxnatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora