🛁 Hora del baño 🛁

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El horario diario de Nat tampoco era tan estricto como muchos llegaban a pensar, a veces realmente sentía que el hacia básicamente lo que se le diera en gana pero era Max el que siempre se encargaba de casi todo.

Prácticamente se la vivía con su papi de arriba a abajo, jamás se aburrían de estar todo el tiempo juntos pero no había nada mejor como la hora del baño.

Todo era lleno de burbujas, juguetes acompañados de las fragancias más delicadas que podía encontrar y su papi estaba lavando suavemente su cabello con su shampoo de manzanilla para mantener el color de su cabello. Max no paraba de olerlo, casi embriagándose en el.

Estaba a espaldas del mayor cuando su papi comenzó a pasar el jabón de flores por su cuerpo, era cremoso y dejaba su cuerpo tan suave, la sensación lo hacía sentir pleno, relajado hasta el punto en el que se sentía etéreo ante tantos cuidados en el. Max no escatimaba en su aseo, claro que no, se aseguró de si o si lavarlo muy bien y de la forma más suave posible.

Si tal vez el ser casi alabado hasta el cansancio era lo que amaba del baño, pero lo que en serio lo volvía loco era la paciencia con la que papi cuidaba de el, desde la forma en la que lavaba su carita hasta el quedarse minutos enteros contando los lunares en el rostro del menor detallando cada marquita que lo hacia especial a sus ojos.

También amaba el contraste de sus fragancias contra las más varoniles que usaba papi, desde su perfume podías notar como Max era un hombre imponente y solo con eso Nat podría estar enamorado perdidamente del mayor. Papi siempre se aseguraba de lavarlo, tratarlo y amarlo tan bien durante sus duchas antes que lavarse a si mismo.

Luego podía jugar con sus juguetes mientras esperaba, pero amaba quedarse viendo a Max, lavar su cabello, afeitar su barba, contar sus lunares, las mascas que el dejaba cuando hacían el amor o ver que tan distintos eran sus cuerpos en comparación del otro. Era el balance de enamorarse del cuerpo y de la personalidad y delicadeza del otro.

Una vez acabada la ducha, su papi se aseguraba de escogerle la mejor pijama del mundo, una que le de calorcito para evitar la gripe pero no incomodarlo del calor, se tomaba el tiempo de encontrar el peluche perfecto para pasar la noche pero era absurdo cuando sabía que lo primero que haría al dormir era buscar el brazo del mayor y abrazarlo.

Lo viste con cuidado, con extremo cariño y suavidad para luego leerle una historia para dormir una vez están arropados, dejan la lampara encendida para evitarle pesadillas a Nat y comienzan su sesión de besitos, algunos días son más cariñosos y terminan por hacerlo, otros días como hoy simplemente se besan y no pueden parar de susurrarse te amo, porque es la forma más honesta de expresar tanto amor.

Little Prince - MaxnatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora