Capítulo 4

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Pete POV

Nuestras compras quedaron abandonadas sobre la mesa del comedor y mis intenciones de jugar con todo ello al llegar a casa también pasaron a segundo plano ahora que ambos hermanos estaban en la sala creando un ambiente tenso que me revolvía el estómago. Debía ser por esto que los omegas embarazados necesitaban una marca, las feromonas de otros alfas me daban nauseas cuando eran tan fuertes y si llevara la marca de Vegas no podría olerlas con tanta intensidad.

― ¿Cómo nos encontraste? ―Vegas caminaba de un lado a otro por la sala pasándose los dedos por la cabeza, pero Macao ni siquiera estaba prestándole atención, su mirada estaba fija en mí con verdadera curiosidad desde que cruzamos la puerta del apartamento.

― ¿De verdad no recuerdas nada? ―musitó sin darle una respuesta a su hermano y por inercia puse los ojos en blanco viéndolo sonreír. ―No actúas muy diferente al Pete que conozco.

― ¿Cómo sabes que nadie te siguió hasta aquí? ―continuó mi supuesto esposo deteniéndose frente al enorme librero incrustado en la pared. ―Si trajiste a uno de tus amantes contigo...

―No lo hice. ―respondió Macao sentándose en la orilla del sofá sin dejar de examinarme detenidamente. ―Quería asegurarme de que estuviera en lo correcto antes de tomar decisiones.

―Tú no tienes nada que decidir aquí. ―farfulló claramente frustrado por la falta de interés que demostraba su hermano al ataque de pánico que él estaba teniendo.

―Claro que lo tengo, le prometí un omega dominante a los Theerapanyakun y mi hermano se lo adueño antes de que pudiera entregarlo ¿sabes cuántos problemas me causaste? ―exclamó sin borrar la sonrisa de sus labios. ―Kim no ha dejado de molestarme por su estúpido hermano y Chay se la pasa lloriqueando por el bienestar del suyo.

― ¿Desde cuándo te importa lo que pase con ellos? Creí que solo eran personas con las que te acostabas. ―Macao se encogió de hombros y suspiró.

―Lo son, pero prefiero tener a mis mascotas de buen humor, me arruina el día cuando solo quieren hablar de sus problemas en lugar de divertirnos. ―explicó inclinándose sobre las rodillas para mirarme. ― ¿Sabes lo codiciado que eres?

―Ni siquiera entiendo que tengo que ver con todo esto. ―murmuré poniendo de pie para ir a la cocina en busca de un paquete de galletas saladas, desde que regresamos mi cachorro estaba inquieto y las náuseas iban en aumento.

―Me estás haciendo difícil creerte la historia de la pérdida de memoria. ―protestó con una carcajada burlona. ―Sigues actuando exactamente igual que cuando protegías a mi querido hermano de los rumores sobre ustedes.

―Macao. ―advirtió Vegas deteniendo el alboroto de su hermano antes de que llegara más lejos y aún con la curiosidad que sentía, decidí no hacer preguntas, si lo había defendido entonces, quizás era mejor que no supiera nada por ahora. ―El médico dijo que no debemos forzarlo a recordar.

―Una lástima, porque necesito que tu querido Pete recuerde donde ocultó mis pruebas contra esa maldita familia. ―musitó recostándose con las piernas colgando por un extremo del sofá y la cabeza del otro, podía verlos desde la cocina moverse como piezas de ajedrez que iniciaban la partida con movimientos precavidos.

― ¿No ibas a dejar eso por petición de tus amantes?

―Por favor, no mezclo trabajo con placer como otras personas. ―exclamó mirando a mi esposo con una sonrisa burlona. ―No voy a jurarle lealtad a la familia de Kim cuando sé perfectamente que él me daría la espalda por ellos en cualquier momento y Chay depende tanto de mí que no dudo que vuelva a mi lado tan pronto se le pase el coraje.

Same old loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora