Capítulo 15

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Pete POV

El séptimo mes de embarazo me mantuvo dormido el noventa por ciento del tiempo, no importaba el lugar o la hora, me quedaría dormido sin siquiera darme cuenta, Vegas ya estaba acostumbrado a ir a sacarme del armario después de no verme por más de treinta minutos en la casa, el piso no era muy cómodo y a veces me enredaba entre la ropa tirada, pero no había sitio más reconfortante en toda la casa para las siestas del cachorro.

El resto del tiempo lo pasaba comiendo o caminando en el jardín, la doctora nos había dicho que era bueno que mantuviera algo de actividad física, nada que fatigara demasiado, y ya que el sexo era cada vez menos cómodo por la barriga entre nosotros, solo me quedaban las caminatas.

―Ya no puedo caminar más, no llegó a ningún lado y estoy aburrido de ver las mismas flores todo el día. ―farfullé de malhumor entrando de vuelta a la casa para tirarme en el sofá, Vegas me miró andar con torpeza desde la barra de la cocina donde tomaba sus llamadas de trabajo, sonrió cerrando la computadora y antes de que siquiera pudiera pedirlo sirvió un vaso de agua fría para mí.

Se acercó a nosotros entregándome el vaso y tomando mis piernas para colocarlas sobre su regazo, estaba disfrutando mi estado actual, era lento, torpe y necesitado, mi esposo estaba viviendo la fantasía de un omega hogareño en su máxima potencia y aun cuando confiaba en que me amaba desde antes de que me convirtiera en esto, podía ver en sus ojos lo mucho que le gustaba poder cuidarme y mimarme de esa manera.

―La doctora dijo que podías practicar el yoga, puedo pedir que pongan una televisión para que veas tutoriales en internet. ―encogí la nariz dejando el agua en la mesa de centro.

―El yoga es aburrido, tendría que comprar ropa para ejercitarme, que no puedo ponerme solo y la última vez que te pedí que me ayudaras a vestirme, terminé desnudo todo el día. ―sonrió masajeando mis pies.

―Al menos hiciste tus ejercicios del día y llegaste a donde tenías que llegar. ―puse los ojos en blanco y suspiré levantando la camiseta que cubría mi enorme vientre, el lobito estaba despierto, intentando acomodarse en el poco espacio que le quedaba ahora que era tan grande. Vegas no tardó en colocar una mano sobre la punta más alta y el cachorro pareció acomodarse justo donde estaba el toque de su padre.

―Está obsesionado contigo, seguro será un pequeño omega consentido. ―musité pensativo, en nuestra última visita con la doctora nos había confirmado que sería un niño y que lo más probable era que sería un dominante de cualquier especie, ya que nosotros lo éramos.

Según los folletos, los bebés dominantes mostraban signos de su género desde los primeros meses, en especial el efecto que hacían las feromonas en ellos, un cachorro normal solo percibía el aroma de sus padres como un suave perfume que le ayudaba a dormir, pero un cachorro dominante percibía todos los aromas casi como un adulto y podían alterar su estado de ánimo.

La doctora también nos había explicado que algunos padres deciden hacer perfumes como los que Vegas hizo para mí, para ayudar al cachorro cuando estaban fuera de la casa o a la hora de dormir, ya que las feromonas de sus padres eran las únicas capaces de tranquilizarlo, al ser su padre omega, lo más seguro era que mi aroma le ayudara aun más que el de Vegas en los primeros meses, pero yo tenía la ligera duda de que mi lobito estaba obsesionado con el aroma de su padre porque solo quería dormir si estábamos envueltos por sus feromonas.

Nos dijo que el género del bebé no afectaría su naturaleza de buscar el calor del omega que lo dio a luz, pero igual prefería adivinarlo antes de que naciera para prepararnos con los perfumes, yo no podría hacerlo mientras estuviera embarazado, Vegas aceptó hacer una nueva ronda de fragancias antes de que diera a luz, en mi caso, tendría que esperar unos días más después de que tuviera al cachorro para poder pasar por el procedimiento.

Same old loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora