Capítulo 17

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Pete POV

Observé fijamente el avión privado al que Kim esperaba subiera, tomé dos profundas respiraciones con las manos sobre mi vientre y sentí la brisa golpear mi espalda, alborotando mi cabello en el proceso, ni siquiera tenía la ropa correcta para el clima, cerré los ojos negando para dar un paso atrás.

―No lo hagas más difícil, Pete. ―su mano cayó sobre mi espalda baja frenando mi avance y mi cuerpo entero se tensó. ―Sera un viaje rápido, antes de que te des cuenta estaremos en casa, tú hablaras en mi nombre con Macao, pedirás que me dejen verlo y una vez esté con él, te dejaré regresar con Vegas, pueden volver aquí o perderse en el extranjero, lo que sea, nadie los seguirá, ni se enteraran que estás vivo. Pero si te niegas, tendré que usar otros métodos para llegar a él.

―Dijiste que no nos lastimarías. ―musité apartándome de su toque para mirarle a los ojos.

―Y no lo haré. ―susurró sonriendo hasta erizarme la piel. ―Le importas demasiado a Macao. ―añadió estirando el brazo para acariciar mi mejilla. ―Y Khun te adoraba.

―No sé quiénes son esas personas. ―farfullé apartándome de nuevo, dejando su mano colgando en el aire. ―Mi esposo...

―Tú no tienes esposo, Pete. ―exclamó poniendo los ojos en blanco. ―Vegas y tú nunca llegaron a casarse, estabas muy ocupado espiando desde dentro de la casa de mi familia, para ponerle fecha a la boda. ―negué con fingida seguridad, sabía que no estábamos casados, pero le había prometido a Vegas que mantendría mi papel y esta vez no iba a traicionarlo cambiando los planes. ―Él no llegara aquí a salvarte, está en Tailandia y le tomará unas horas enterarse de lo que paso, puedes reunirte con él bajo mis condiciones u obligarme a hacerlo a la fuerza.

―Estoy de ocho meses, no puedo subirme a un avión. ―mascullé casi en un ruego, sus fosas nasales se expandieron al mismo tiempo que cerraba los ojos como si necesitase un segundo para controlarse antes de responderme y un escalofrío me recorrió la espalda cuando volvió a mirarme con las pupilas dilatadas.

―La mejor opción para tu cachorro ahora, es que su maldito padre suba al puto avión por las buenas. ―farfulló dando dos pasos más hasta que su cara estuvo demasiado cerca de la mía. ―No me hagas cometer una locura, Pete. ―su voz se convirtió en un susurró y solo pude aferrarme a mi vientre mientras uno de sus dedos acariciaba mi mejilla con delicadeza.

No tenía más opciones, era demasiado torpe y lento ahora para poder defenderme, si trataba de correr me atraparían apenas diera un paso, si gritaba tardarían más en darse cuenta los guardias del aeropuerto que Kim en lanzarme dentro del avión, era una batalla que no podía ganar, su brazo se deslizó hasta caer en mi espalda baja de nuevo guiándome en dirección a las escaleras.

El cinturón de mi asiento apenas podía rodearme, mis manos se aferraban a los costados de la silla y cada respiración me encogía más y más contra el respaldo de piel, traté de mantenerme calmado, tomando nota de cada pequeña sensación que recorriera mi cuerpo, calambres, presión en el vientre bajo, incluso si era solo un espasmo, necesitaba poder describirlo por si algo llegaba a ocurrir.

― ¿Las hormonas te ponen así? ―su voz que apenas unos minutos atrás me resultaba descabellada, distrajo mis pensamientos al cambiar tan drásticamente y al abrir los ojos le miré confundido al mismo tiempo que él me observaba con una curiosidad casi inocente, era una persona diferente, aunque no sabía explicar cómo. ―La última vez que te vi estabas en una situación mucho peor que esta y ni siquiera parecías alarmado, pero ahora estás temblando.

―No quiero que nada le pase a mi hijo. ―murmuré con la garganta seca.

―Macao solía quejarse de que te preocupabas demasiado todo el tiempo. ―murmuró con una sonrisa suave en sus labios. ―Pero cuando viniste a vivir con nosotros, siempre eras tan estoico, jamás reaccionabas a menos que fuera una sonrisa amable a mi padre, eras entretenido de observar.

Same old loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora