Todos Son Culpables ©

Capítulo 22

Mientras continuamos viendo las noticias y las posibilidades de un toque de queda por parte del gobernador de la cuidad veo como Mady, quien se encontraba sentada abrazada sobre el regazo de Kale, celebra y da pequeños saltos sobre él.

—¡Esto es increíble, significa que podremos pasar más tiempo juntos, amor! —Le toma de la cara y le da un beso corto en los labios. —¡Más vacaciones para nosotros! —Celebra. Veo como su mirada y la mía se encuentran. Ella me esboza una sonrisa; yo le volteo el rostro.

—Mira bebé, es cierto lo que dice Mady, así podremos pasar más tiempo juntos... —Mayson hala a Laura y la sienta también sobre su regazo. Yo frunzo el entrecejo. —Así podremos tener más tiempo para el sexo. —Se le acerca y la besa. Veo como Laura le da una sonrisa forzada para luego voltear el rostro. Yo no puedo evitar sentirme celoso de aquella situación, de verla en los brazos de él cuando yo desearía estar en su lugar.

—Sí Bueno, parece que las vacaciones de invierno se alargaron un poco más de lo esperado. —Lary se para y mira por la ventana. Bastante nieve cayendo, y con ella fuertes vientos comenzando a azotar. —Tal vez la tormenta pase en un día o máximo dos. Así que no tenemos de qué preocuparnos, aquí estaremos seguros. Además de que tenemos comida y bebida suficiente como para pasar dos semanas más en este lugar. —Sonríe. Bett, quien se ve algo nerviosa, asiente dudosa.

—Entonces comencemos con la fiesta temprano. —Kale saca delicadamente a Mady de su regazo, se levanta, va a la cocina y regresa con una botella de ron en una mano y unos vasos desechables en la otra. —Hay que celebrar en grande, además de calentarnos del puto frío que hace. —Coloca los vasos sobre la mesa y comienza a servirlos. Mayson es el primero en tomar uno. Yo tomo el otro. —Porque creo que sin alcohol o drogas no podré pasar un día más sin arrancarle la cabeza a algunos de ustedes. —Levanta su trago al aire mirando directamente a Lary quien aún se encontraba cerca de la ventana. Éste capta la indirecta y le mira serio. —¡Salud por ello! —Bebe.

En realidad yo también necesitaba un buen trago, mucho más luego de todo lo que estaba pasando. Mucho más luego de todo lo que pasó...

—Aquí tengo de estas, por si gustan. —Saca de dentro del bolsillo de su pantalón una bolsita con un contenido blanco en su interior junto con unos cigarrillos de esos que dan risa. Los pone sobre la mesa, toma aquella bolsita entre sus dedos, saca un poco del contenido blanco y lo inhala fuertemente por la nariz. —¡Increíble! —Dice limpiando con su mano el restante del polvo que quedó en su nariz. Yo niego con la cabeza al ver aquello.

Extendiendo mi mano hasta la mesa, y tomando uno de los cigarrillos que dan risa, me paro y camino hasta las escaleras, subo y me adentro al balcón.

Procediendo a encender el cigarrillo, veo lo mucho que a cambiado el panorama en las pasadas horas. El viento ahora azotando fuerte los árboles, nieve cayendo bastante más frecuente desde arriba.

La verdad era que la tormenta estaría fuerte, solo esperaba que esta viejita cabaña la soportara.

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Terminando de fumarme aquel cigarrillo por completo, siento como mi cuerpo se relaja ante el efecto que este tenía en mí. Como mi cuerpo se sentía un poco más aliviado de los problemas y las situaciones que me rodeaban.

Bajando las escaleras hasta el primer piso, me adentro a la cocina para sorprenderme al encontrarme con Laura sirviéndose un vaso con soda de la nevera. Ella cierra la puerta de la nevera al verme pasar.

—¿Estás bien? —Pregunta acercándose a mí. Yo asiento.

—Sí. ¿Y tú?

—Creo que bien, pero; te extraño. —Coloca su mano sobre mi pecho y me mira de aquella manera tan peculiar. —Intentaré hacer que Mayson se embriague hoy, así podremos pasar tiempo juntos sin tenerlo a él en el camino. —Sonríe, yo asiento apoyando su loca idea. —Debo irme, para que no sospechen. —Se levanta en la puntilla de sus pies y me besa. Yo coloco mis manos sobre su cintura, la halo con fuerza hacia mi cuerpo y la beso apasionadamente. Ella me lo permite.