XXIII

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Aquella noche fue mágica, esa es la palabra. Me puse a pensar en que a veces los príncipes azules no existen, pero existe algo mucho mejor que viene con rulos y camisas a cuadros que es mil veces mejor. No lo sé, pero espero sentirme así muchas veces más con él a mi lado.

Unos días después, hoy, me encuentro con todos los estudios que hace tiempo me había pedido el doctor para ver si todo sigue en orden. He tenido este presentimiento antes, sé que algo no está bien y es el momento en el que menos quiero que me pase algo malo, quiero disfrutar y vivir mi vida sin preocupaciones porque eso es lo que hace una chica de mi edad.

Tengo miedo, mucho. Estoy sola, Brad se ofreció a acompañarme pero preferí venir yo sola, es mi asunto y me da un poco de vergüenza aun. Mi madre me dijo que la llamara ni bien salga del consultorio, mi hermano y mi padre también me pidieron lo mismo.

Estuve a punto de levantarme e irme, pero nombraron mi apellido así que ya no me quedaba otra que entrar y afrontar todo.  No si estoy lista.

-Janel, ¿Cómo estás? Estas igual de pálida que un muerto ¿Te encuentras bien?- Me pregunto el doctor.

No. Quiero salir corriendo en este momento. Necesito irme. Estoy asustada.

-Sí, un poco cansada solamente. Estos son los estudios, aquí tiene. ¿Podre saber hoy como esta todo? La ansiedad me está matando.-Dije nerviosa.

-Déjame darle un vistazo a estos estudios.- Dijo.

Esos minutos que observo estudio por estudio parecían eternos, ya casi no tenía uñas para comerme.

-Bueno Janel, como era de esperarse hay una alteración en tu sistema nervioso.- Se detuvo, trago saliva y continuó.- Han pasado más de tres años y tu cuerpo empieza por fin a estar libre de cualquier sustancia química.- Dijo el doctor.

-¿Y qué lógica tiene eso?- Dije algo confundida. No lograba entender su punto.

-Hablare sin vueltas: Eras adicta, has estado largo tiempo consumiendo y luego has entrado en rehabilitación donde has estado controlada día a día. Afuera, en tu vida normal, ya no tienes nadie más que te controle que tú misma y tu cuerpo comienza a ''extrañar'' el consumo, esto afecta directamente a tu sistema nervioso. ¿Has estado sudando mucho?- Pregunto el doctor.

-Sí, no todos los días pero hay ciertos momentos en que los que no estoy haciendo nada o simplemente me levanto de dormir toda transpirada, es horrible. –Dije preocupada.

-Esto es una de las consecuencias que tiene en el cuerpo humano, cada sistema funciona distinto, algunos duermen horas y horas seguidas.-Dijo.

Mi mente se quedó helada en ese momento. Había estado sudando mucho, pero también había estado durmiendo mucho. ¿Realmente era algo que se supone que pase? ¿O solo lo dice para que no me asuste? De igual manera no funciono, porque ya estoy asustada.

-Tienes que tranquilizarte, has pasado por cosas peores y hoy estas aquí. Te daré unas pastillas que lo que harán es normalizar tus glándulas sudoríparas pero quiero hablar con tus padres aparte, es una lástima que no hayan podido venir.- Dijo él.

Asentí sin ánimos. Esto significaba la preocupación de mis padres nuevamente, como de mi hermano y que estén todo el tiempo encima de lo que hago o dejo de hacer. Definitivamente era retroceder diez casilleros incluso si es algo que podía ocurrir.

El doctor hizo la receta de las pastillas, lo salude y salí rápidamente del consultorio. Opte por tomar el ascensor porque le tuve desconfianza a bajar por las escaleras y quizás desmayarme y golpearme.

rocket ship [b.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora