𝐋𝐚𝐳𝐨𝐬 𝐃𝐞 𝐂𝐥𝐚𝐯𝐞𝐥 [𝔇𝔢k𝔲k𝔞𝔱𝔰𝔲]

57. Fin del viaje

15 años después.

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En una zona no posible de hallar en un mapa, en una zona dentro del infame bosque Aural, bajo la densa lluvia, dentro de una vieja pagoda, un hombre de aspecto descuidado y ojerosos ojos cansados veía hipnotizado un cuadro pintado por sus propias manos.

En el lienzo un hermoso joven de cabello cenizo y ojos cuál rubí era retratado, con mirada firme y solemne, con un fondo repleto de rosas color ocaso, rosas que adornaban como vibrante fuego,... un hermoso y hechizante cuadro.

Era de noche y con ayuda de la tenue luz de un par de velas, el hombre miraba con añoranza el retrato y lo acariciaba con suma delicadeza, tan solo rozando las yemas de sus dedos contra él, como si un simple descuido pudiese destruir aquello en lo que tanto había trabajado.

_No... No es suficiente,.. no se parece a él,... no es suficiente..._
Su voz ronca y baja se fundía con el sonido de la incesante lluvia.
_De nuevo... una vez más..._
Con manos temblorosas buscó su pincel, pero exhausto por la falta de sueño tiró al piso en un mal movimiento sus herramientas, con frustración intentó levantarlas pero al agacharse un mareo lo hizo caer de rodillas
_..._
Lágrimas cayeron entonces de sus ojos, anhelaba algo que jamás podría obtener, por lo que solo podía limitarse a fallar y con frustración golpear sus puños contra el suelo.

Aunque fuera el que fuese el sonido lastimero que él emitiera, de todas formas sería acallado por el torrencial diluvio.

La habitación se encontraba llena de cuadros, esculturas, cerámicas y bocetos, todos basados e inspirados en una misma musa,... un antiguo amor, amor cuyas brasas seguían y seguirían ardientes dentro de su cansado corazón.

_Papá..._
Un joven de cabello negro entró en la penumbrosa habitación.
_Qué estás haciendo? Debes descansar, no puedes seguir así._
Parecía ya no sorprenderle tanto el estado de su padre.

_Ugh... no lo logro, no puedo hacerlo, hijito._
Más lágrimas cayeron por sobre sus mejillas.
_Es tan difícil, hijo, no puedo traerlo de vuelta._
Suspiró derrotado.
_Lo siento, perdón por preocuparte, ve a descansar, yo arreglaré mi desastre..._

_Papá, sabes que no puedes seguir así, mamá, donde sea que esté, no quisiera verte en este estado..._

_Lo sé, cariño, lo sé..._
Abrazó a su preciado hijo con fuerza y volvió a ver el cuadro.
_Jamás lograré replicar tu belleza,... Kacchan._
Con manos manchadas por las pinturas que había derramado acarició por última vez el retrato, tiñéndolo de negro color.
_Te extraño, mi amor..._

_... Yo también te extraño,... mamá._
El joven vio como el retrato de su progenitor se cubría de un denso velo oscuro de pintura, escondiendo a quien se intentó plasmar.

Allí juntos, confortándose entre sí, lloraron los dos alfas en silencio.

_Ugh*... Podrían dejar de ser así?... cualquiera pensaría que estoy muerto._
Un cenizo entró a la habitación con dos humeantes tazas de chocolate caliente y una mirada de completo desprecio.
_Dioses, no sé qué da más miedo,... ustedes o esta mugrosa habitación._
Escupió las palabras con un rostro de entre asco y comparecencia.

_Mamá! Cuando regresaste?!_
Alegre exclamó el jovencito de negros cabellos.

_Hace unas horas, ni siquiera se percataron, par de tontos._
Respondió aburrido.

_Kacchan!!! Te extrañé, te extrañé, te extr-..UGH!_
Corrió el ojiesmeralda a con su esposo, pero fue detenido de un patadón en el estómago.

_Contrólate, este chocolate está caliente._