[20] Tiempo.

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Jungkook


Se podía decir que tenía un conteo específico de los mejores días de mi vida, en muchos de ellos estaba la presencia del amor de mi vida, mi dulce esposo Jeon Jimin.

Adoraba besar su rostro cada mañana, sentir nuestras piernas enredadas para compartirnos calor y sus manos acariciar mi cabello, mientras yo acariciaba su vientre ya notoriamente hinchado.

En un par de días sería la primera fotografía en tercera dimensión que tendríamos de nuestro bebé, que según los estudios realizados hace unas semanas daba la respuesta a ser un niño perfectamente desarrollado, pero persistía el riesgo.

Estaríamos esperando al rededor de casi doce semanas para poder conocerlo; Jimin prácticamente estaba en cama, siguiendo las indicaciones de un reposo absoluto. Podía ver qué estaba cansado de solo mantenerse quieto, pero valdría la pena todo por tener a nuestro hijo junto a nosotros. Ver una nueva carita y escuchar sus balbuceos sería gratificante.

Mis padres que desde el día en que me casé jamás se pusieron en contacto conmigo, no sabían que pronto serían abuelos, mucho menos lo sabía mi hermana de quién solo me había enterado por los medios, estaría viajando al extranjero durante tres meses.

Inconscientemente me había afectado el hecho de sentirme abandonado, pero poco a poco con las terapias psicológicas que estaba tomando, comprendía que no era mi culpa sentirme así, pero tampoco podía exigir algo que a ellos nunca les nació ofrecerme. Estaba sanando por mí y también por la familia que ya estaba en mi vida.

Por otra parte, la familia Park estaba bastante emocionada, incluyendo a los trabajadores de la mansión.

Mis suegros tan pronto recibieron la noticia nos felicitaron con un abrazo y deseando lo mejor para que su nieto naciera sano y fuerte. Aquel día Jimin no paro de llorar hasta que su madre le arropó y dió un beso de buenas noches dado a sus emociones descontroladas.

Y tal como lo había pensado subí cinco kilos, por ello recientemente había comenzado a hacer más ejercicio y forzado a comer más saludablemente, aunque me diera asco ver los vegetales y frutas.

Yoongi padecía mucho cuando venía de visita, pues los antojos cada vez se volvían más extraños. Por ejemplo el día en que moría por un poco de melón con jamón, mayonesa y mermelada de fresa.

— Dime que no te comerás eso... – dijo mirando con terror mi tazón.–

— ¿Amor tenemos mostaza? .– pregunté a Jimin que se encontraba en la sala acostado y me indicaba que estaba en la segunda puerta de la alacena.–

— Creo que voy a vomitar yo...– dijo sosteniendo su estómago.–

— Vamos, deberías de probarlo...– dí el primer bocado, disfrutando de la mezcla de sabores.– Está delicioso.

— Es verdaderamente asquerosa la mezcla.

— Oye, no soy yo, es el bebé ¿Entendido?

Yoongi solo pudo reírse al momento en que observé el plato con todo mezclado y correr al baño para vomitar debido al asco que me dió.

Sin duda alguna Jimin no había padecido de algún otro síntoma, tan solo los cambios de humor, las hormonas alteradas jugaron un papel muy fuerte durante el primer mes de casados. Entendía un poco la necesidad de sentir placer orgásmico dado a ello.

Ya no era una rutina diaria, el sexo oral se convirtió en nuestro mejor amigo en las últimas semanas.

Y eso para el doctor Shin se convirtió en una apasionada investigación, pues el síndrome de couvade era verdaderamente atípico, algo que la ciencia a la fecha no podía comprender, pero tal como Jimin lo había dicho, algunas veces el cuerpo del padre que insemina se prepara para tener un bebé.

No porque sea quien lo gestara, sino porque el bebé necesitará de cuidados una vez que nazca y de cierta manera este descuidará su propia persona un poco por el bienestar de su pequeño. O eso había dicho el doctor Shin de manera romantizada.

En el hospital antes de que le fuera a Jimin dada su incapacidad nos habían felicitado, los pacientes de mi dulce esposo tocaban su vientre apenas se hincho un poco. Y es que imaginenlo con una pequeña pelotita en el vientre, las mejillas sonrojadas, su piel lechosa y sus ojos grisáceos brillantes. Me hacía sentir flotando con solo verlo a lo lejos siendo tan gentil y atento con pequeñas y pequeños de diferentes edades.

Estaba seguro de que sería el mejor compañero en mi vida para ser una familia, por eso cuando me lo planteó no dude en decir que sí.

— Mi medicamento está en el comedor amor... ¿Me lo traes?

— Claro que sí.– dí un beso en su nariz.–

— Te amo, buenos días.

— Buenos días amor.

Me levanté de la cama preparando la malteada de multi vitamínicos y el vaso con agua para llevarselo, pase cerca de la habitación que aún faltaba por terminar de amueblar, la que pertenecería a nuestro hijo.

Estaba pintada por un color blanco, detalles en color verde y osos caminando sobre un sendero de arcoiris que me encargue de dibujar junto a Jimin. Anhelando compartir buenos momentos juntos como una familia.

Aún no sabíamos cómo lo llamaríamos, por lo mientras ‘hijo’ parecía ser suficiente al llamarlo cuando estábamos los tres juntos descansando.

— Aquí está amor, te ayudo. – dije colocando la pequeña charola en la mesa de noche para sujetarle y se pudiera sentar.– Toma.

— Estoy solamente embarazado, no minusválido mi amor.

— No importa, tengo que cuidar de ti.

— Auch... – pronto sujetó su vientre y comenzó a descubrirlo.–

— ¿Qué sucede?

— Se está moviendo hacia mis costillas... – se quejó con una sonrisa ligera.– Bebé... Hoy amaneciste más intranquilo, no te asustes, pronto estarás en mis brazos, solo asegúrate de aferrarte a mí doce semanas más ¿De acuerdo?

— Oh... – una silueta de una pequeña mano se notó en la piel.– Pequeño...

Sonreímos bastante ilusionados, nuestro hijo nos estaba mostrando su mano, tomados de las manos las colocamos sobre el pequeño avistamiento.

— Te estamos esperando hijo... Cuando nazcas podrás sentir nuestras manos junto a la tuya. – dijo Jimin con una gran sonrisa.–

— Por ahora escúchanos hijo, te amamos mucho, eres el ser más importante en nuestras vidas, eres parte de ambos.

La manita de desvaneció, parecía que eso lo tranquilizó, pues dejó de moverse tan bruscamente y Jimin se sintió aliviado por eso.

Y así el tiempo pasaría, colocando a este momento como uno de los más hermosos en mi vida. Deseando cada día más una paternidad al lado de mi esposo.

~

El siguiente es el final 😄

~ Tócame | "kookmin„Donde viven las historias. Descúbrelo ahora