42; afortunado

1.5K 117 67
                                    

Leandro | afortunado


—¡Hoola chicos!

Los ojos de Victoria y Giovanni se iluminan al ver a Kay apoyada en el auto esperando a mi lado que salgan del colegio. No dudan un segundo en empezar a correr hacía nosotros pero a los pocos centímetros paran al recordar que no pueden ser brutos con ella, por eso mismo se acercan con mucho cuidado a abrazarla mientras mi novia los recibe con los brazos abiertos.

Anoche por fin nos dieron la buena noticia de que Kayla podía volver a casa, siempre y cuándo una vez por semana vuelva a la clinica a controlar como sigue avanzando su buen estado de salud y con muchos cuidados en casa. Fué la notícia más linda que recibimos después de mucho tiempo, estuvo casi un mes y medio internada con una linea muy poco equilibrada de su salud ya que cada que mejoraba a los días su salud empeoraba pero gracias a su fuerza de voluntad y el buen actuar de los médicos su salud mejoró y le dieron el alta. Junto a su familia volvimos a Turín, volvió a casa.

Decidimos darle una sorpresa a los nenes ya que hoy empiezan las dos semanas que me tocan con ellos. Mis hijos sufrieron el accidente de Kay a la par mía, los tres la pasamos muy mal este mes y medio al verla en ese estado y más por que no podíamos verla todos los días, ellos tenían que ir al colegio o volver con su mamá y yo tenía que entrenar además de jugar partidos dónde me convocaban. Lo más complicado era cada vez que nos tocaba volver a Turín, era una lucha con mis hijos por que por obvias razones no se querían volver, pero por fin estamos juntos los cuatros.

—¡Ay, que lindos!—dice por lo bajo una de las maestras de mis hijos al verlos tan emocionados.

—¿Lindos? Están abrazando a la amante del padre, a la que encima le saca ocho años de diferencia, esa niña aún no a dejado ni los pañales—murmura otra.

—No, es al revés. Ella era la novia de un piloto de automovilismo pero lo engañaba con el papá de Gio y Vicky y por eso el piloto hace que casi la maten en un accidente de auto. Me sorprende verla acá, hasta lo que yo sabía seguía internada—comenta otra.

—Que increíble esta nueva generación, tan chiquita y tan rapidita con los hombres—se suma una mas.

Parece que soy el único que las escucha por que Kay y los nenes siguen abrazados mientras ellos le cuentan cuánto la extrañaron y que hicieron hoy en el cole.

Que viejas de mierda, parece que en su casa no las atienden bien por la cara que tienen y por como opinan libremente de la vida del resto cómo si la de ellas fuera perfecta. El que este libre de pecado que tira la primera piedra dicen.

—¿Ahora vamos a casa, Kayli?

—¿Que les parece si vamos a comer algo rico a algún lado?—les ofrece moviendo las cejas divertida.

—¡Sí!

Que feliz soy viéndolos a ellos felices, ojalá duremos así toda la vida.

El camino al restaurante dura casi veinte minutos en los cuáles mis hijos no paraban de cotorrear con mi novia, son tres loros.
Ni siquiera ya sentados en el restaurante paran de hablar, estan charle y charle.

Rodrigo me abomba de mensajes cómo casi siempre que se aburre por eso me pierdo un poco de la charla de mi familia.

¡Papi, el chico nos quiere robar a Kay!—chilla Gio.

Dejo inmediatamente el celular y levanto la cabeza para encontrarme con un mozo que prácticamente se saca los ojos viendo a mi novia, la cuál está pidiendo lo que quiere comer Vicky. Todos escuchamos a Gio y el mozo se hace el pelotudo mientras sonríe forzado, Kay se ríe de verdad al igual que Vicky. Yo lo último que hago es reír, ¿que flashea el mogolico este intentando levantarse a mi novia adelante de mis hijos y de mi?

A escondidas; Leandro Paredes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora