10; o te la rompo

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Leandro | o te la rompo

(Advertencia: Contenido explicito+18, lenguaje vulgar)

—Leandro, no.

Pero me acerco igual, la muerdo el labio inferior y agarro su culo, presionándolo contra mi.

—No puedo parar—admito.

Y es verdad, cuándo estoy con ella no me controlo.

—Pero la gente nos va a ver.

Me mira a los ojos, mordisqueando mis labios.

—Nadie te ve, amore. Sólo yo. Y yo ahora quiero comerte entera.

—Ya me estás comiendo—se ríe.

Atormenta mi labio, su susurro espeso y caliente.

—Quiero comerte todo el culo en realidad.

—¡Ay Leandroz no seas tan rancio!—ríe ella.

Mi pecho se hunde y el calor se arremolina en mi, mi cuerpo la anhela muchísimo. Ella me mira fijamente mientras retira mis brazos con suavidad, y le saco la remera junto a su corpiño, exponiendola ante mi.

—Leandro...—gira la cabeza y mira a nuestro alrededor, viendo a dos tipos pasar por al lado del auto.

Que bueno que tiene un polarizado bueno.

Tomo sus manos, guiándolas y meneando mi cabeza con una leve sonrisa en mi rostro.
Sé que tiene miedo de que alguien nos vea, haciendo que su corazón palpite y lo puedo sentir, pero también sé que le gusta.

—Fua amor, mírate—exhalo, mis ojos la devoran mientras caen por su pecho y su estómago— Tenés un cuerpo de otro mundo mi amor, nunca voy a caer en que este cuerpito es todo mío.

—Vamos a alguna parte—dice inclinándose hacia mi—Y dejo que me hagas lo que quieras, pero en otro lado.

Sonrío de lado al escucharla, tan dominante que es siempre y ahora anda media maricona para coger.

—Mhm tentador, pero capaz la próxima vez.

La agarro de la cintura, la acerco, forzándola a deslizarse apenas en el asiento para que su pecho quede nivelado con mi boca.

—No—jadea mientras agarro su pezón izquierdo entre mis dientes—No podemos.

La succiono por completo en mi boca y se agarra de mis hombros, sus ojos se cierran y ahora parece que no se acuerda que seguimos en al auto.

—Lean—lloriquea, perdiendo el aliento y envolviendo un brazo alrededor de
mi cuello, acercándome más.

Mi lengua, caliente y húmeda, sale y se arremolina alrededor de la piel de gallina de su pezón, provocándola y mis dedos se clavan en su piel mientras vuelvo por más, mordisqueando todo el pecho.

Escuchamos risas afuera e intenta girar la cabeza, pero la inclino hacia mi, forzándola a arquear la espalda mientras me muevo a su otra teta pasando mi lengua besando y arrastrándola por el pezón. Gime, cerrando los ojos y dejando caer la cabeza hacia atrás.

A escondidas; Leandro Paredes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora