A escondidas; Leandro Paredes.

22; felices dos meses

Kayla | felices dos meses | parte dos/dos

Toco el timbre de la casa de Leandro y él tarda en abrirme literalmente cómo cinco minutos, cómo se nota que es domingo por la vagancia de este hombre.

Traté de ser silenciosa para sorprenderlo a pesar de que no estoy muy bien, pero hoy cumplimos dos meses de novios asi que no importa. Compré para desayunar y almorzar juntos, también me pagué un Uber por que llegar en mi auto iba a ser ruidoso y aparte Leandro ya le conoce el ruido del motor.

—¿Quién es?—grita desde adentro.

Me quedo callada y me balanceo un poco por que tengo muchas bolsas en las manos, escucho cómo arrastra los pies caminando a la entrada de su casa. Cuándo abre la puerta los ojos se le iluminan y sonríe ampliamente para después correr a abrazarme cómo un nene.

—¡Amore!—me da un pico tras otro—¡Hola hola hola, te extrañé!

—Las bolsas—rio—Tonto, tiraste una bolsa.

—¡Que carajo me importan las bolsas, te extrañé!—me zarandea de un lado a otros abrazandome—¿Por que no me avisaste que venías? Te hubiera preparado el desayuno. Y no escuche el ruido de tu auto, ¿dónde lo dejaste? ¿Tenés hambre? ¿Sed? ¿Sueño? ¿Frio?

Habla tan rápido que ni lo entiendo, siempre que se emociona parece que rapea en doble tempo en vez de hablar, Trueno un poroto al lado de Leandro.

—Tengo frío amore, entremos por qué estoy acá hace cómo diez minutos si vos venías con una paja para abrir.

Él se da cuenta de las bolsas que tengo en las manos y de la que tiró, con una sola de sus manos las lleva todas.

—Perdón mi vida, no sabía que eras vos si no te hubiera esperado afuera.

Entramos rápidamente, deja todo sobre la mesada de la cocina y me viene a abrazar mientras huele mi perfume cómo un loquito, como siempre hace.

—Te extrañé mucho hermosa, por fin estamos juntos.

—Yo también te extrañé. Ah y antes de que me olvide, felices dos meses amore.

La cara de Lean es la misma cuándo termina de ganar un partido dónde tuvo un buen rendimiento, exactamente la misma, una cara de felicidad enorme.

—Me vas a matar de amor algún día vos loquita. Felices dos meses amor, te amo mucho.

—De regalo te voy a hacer de desayunar y almorzar, cosa que nunca pasa—rio—Ah y también te tengo otro reg...

—¡Te tengo una sorpresa amore! Cerra los ojos sí—me interrumpe.

Y él sabe que mucho no me gustan las sorpresas pero a pesar de eso confío en él, asi que le hago caso.

—¿Estás lista?—asiento con la cabeza—Ya podés abrir los ojos.

Y la imagen que veo apenas abro los ojos me enternece el día. Estoy desmayada de amor.

—Ay no, que hermoso, ¿es para mí?—sonrie asintiendo—Me muero, gracias mi amor, te pasaste.

Lean me pasa el cuadro pintado a mano de nosotros dos posando y me da miedo lastimarlo por el vidrio que lo encuadra.

—¿Que habías dicho hace rato que te interrumpí, amore?

—¿Que cosa?

—No sé que habías dicho, algo de regalo.

Ah el otro regalo, o más bien la notícia.

—¿Te querés sentar ahí?—señalo los taburetes de la isla—Yo termino con el desayuno y te cuento mientras.