26; él arruina todo

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Leandro | él arruina todo

—¿Amore?

Doy media vuelta al escuchar la voz adormilada de mi novia. Ella está en la punta de las escaleras viéndome raro después de restregarse los ojos y pasar su vista al reloj que cuelga en una de las paredes, el cuál marca las siete y veintitrés am.

—Uh buen día hermosa, ¿que haces despierta tan temprano? Me asustaste, pensé que estabas durmiendo—disimulo.

Hablo tan rápido que me puteo internamente porque hablo así de rápido cuándo estoy nervioso y ella lo sabe.

—¿A dónde vas?

A Mónaco, a pegarle al basura tu ex.

—A entrenar, amore—miento.

—Entrenas a las nueve.

No soy bueno ni para mentir, que pelotudo a cuerda que soy a veces.

—Ah sí, pero quedé en desayunar con Nicolò antes de ir.

—¿De pijama vas a ir?

Cagué, la cagué.

No le puedo decir que estoy por tomarme un avión para viajar a otra ciudad sólo para ir a buscar a su ex y bajarle todos los dientes porque claramente lo va a impedir.

—Es que me voy a cambiar en el club, por eso llevo el bolso.

Inconscientemente me miro las manos y ahora si la re contra terminé de cagar, no tengo ningún bolso en mano.

—¿Es transparente el bolso o porqué yo no lo veo? Y tu bolso de entrenamiento está en la habitación.

Soy una mierda para mentir, una mierda terrible.

—¿Vos te estás viendo con otra, no?—pregunta.

Y me descoloca un poco su pregunta por que puede parecer sospechoso ver a tu pareja saliendo a las siete de la mañana e inventandote excusas, pero tampoco es para pensar en eso, hay otro motivos también.

Yo jamás podría verme con alguien más y mucho menos cuernearla. Yo estoy enamorado de Kayla y una persona enamorada no hace eso.

—¿Me estás jodiendo, amore?

—Respondeme por que estoy parada acá escuchando tus mentiras hace rato y hace frío.

Subo rápidamente las escaleras y me trato de acercar a ella pero me sorprendo cuándo la veo alejarse para que no la toque. Se enojó, claramente está enojada.

—¿Que pasa?—pregunto por su acción.

Kayla ríe ironica y niega con la cabeza mientras mira cualquier cosa menos a mí.

—¿Que pasa? ¿De verdad te da la cara para preguntarme? Me tenés a las vueltas hace fácil cinco minutos mintiendome con las mentiras más poco creíbles que se te ocurrieron. Te veo a punto de salir a la siete de la mañana, en pijama y sin nada en mano, te pones nervioso, mentis y encima te da la cara para preguntarme que me pasa a mí, ¿que te pasa a vos?

Me molesta que piense así por que yo sería incapaz de lastimarla y que desconfíe así de mi me da por las bolas.

—Estás re equivocada si pensas así Kayla, re equivocada. Cualquiera lo tuyo la verdad.

A escondidas; Leandro Paredes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora