27; ex novio

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Leandro | ex novio

—Amore, mira para acá.

Giro al escuchar la voz de mi novia la cuál está frente al espejo del ascensor posando con su celular para una foto, sin dudarlo me pongo a su lado y poso dándole un beso en la cabeza.

Me encanta sacarme fotos con ella por que por más que queden guardadas en mi galería siempre que no la veo o me da por extrañarla cuándo estoy concentrando, las veo y me mejoran el día, además que ya de por sí ver a mi novia me alegra la vida.

—Ay que linda salió, lastima que me confundí y aprete un filtro en blanco y negro, nada que ver.

—A mi me re gustó—le doy un pico tras otro—¿Me la pasas?

Ella asiente y estira sus labios para que le de otro pico, cosa que yo hago.

—Si la subís etiquetame—pide.

—Si obv...—paro de hablar cuándo me doy cuenta lo que acabo de escuchar—¿Qué?

¿Yo escuché mal? ¿Soy sordo o estoy literalmente flasheando cosas? Por que si yo escuché lo que creo haber escuchado me caigo de culo acá mismo.

—Que si la subís etiquetame—repite.

Mi novia aclara mi duda y la boca un poco más y se me cae al piso, no sé si es una joda o de verdad lo está diciendo pero si lo dice en serio no puedo creerlo, posta que no puedo.

—¿Vos, vos de verdad me lo decís?—pregunto incrédulo—¿La puedo subir?

Ella asiente cómo si nada, cómo si me hubiera dicho algo de lo más normal siendo que esto no es para nada normal en ella.

Y ni se nos ve la cara pero igual es un avance enorme el que me pida que la etiquete, me pone muy contento. Imposible no sonreír y ponerme felíz por esto, si estaba cansado por el entrenamiento el cansancio se me va a la mierda por que estoy que salto en una pierna de la felicidad.

Las puertas del ascensor se abren y ella es la primera en salir yo todavía sigo quieto en mi lugar sin poder creerlo, parezco pelotudo pero mi cuerpo no sabe ni cómo reaccionar ante tanta felicidad después de tanto tiempo esperándola, se siente hasta fantasioso.

—Amore dale, ¿que te pasó?—me mira raro mi novia mientras suelta una risa burlona al verme quiero—¿Estás jugando a la estatua solo y no me dijiste? Que maldito sos.

Lo único que me sale hacer es salir del ascensor y abrazarla con fuerza moviendola para todos lados mientras le lleno de besos toda la cara haciéndola reir porque le da cosquillas.

—Te amo, te amo, te amo, te amo—repito entre besos.

—¡Au!—chilla entre risas cuándo le muerdo un cachete—¡Me dolió, bruto!

—Perdón mi amor, te amo—sigo dándole besos por toda la carita mientras le aprieto los cachetes.

La gente nos mira raro y algunos que trabajan para la empresa de Kayla nos miran riendo, otros confundidos.

Estamos a lo más bien, yo dándole besos y ella riéndose por las cosquillas, pero una chica nos viene a interrumpir y llama nuestra atención aclarandose la garganta.

A escondidas; Leandro Paredes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora