05; punzada

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Leandro | punzada

El estadio está lleno, los hinchas alientan y yo estoy concentrado y feliz por que Kayla está presente en el estadio. Después de tanto vino a verme y eso me tiene muy animado, contento, con muchas ganas de jugar y que me vea hacerlo bien. Quiero dedicarle veinte mil goles si es posible.

No quiso estár en el palco de su papá por que él está presente y mucho menos en el mío, así que está en la tribuna, justo en la esquina derecha del arco izquierdo, gradas arriba. Ya la fiché.

Está hermosa, todos los días está hermosa, no existe día en que no lo esté mejor dicho, pero mi camiseta le queda pintada arriba del buzo blanco que lleva.

El silbato suena y la pelota empieza a rodar, empezando así el partido. El primer tiempo transcurre bastante bien para nosotros, varias llegadas al area pero al arquero del equipo contrario es bueno, asi que nos impide anotar un gol, terminando así el primer tiempo empatados 0-0. Antes de entrar al tunel para irnos a los vestidores sin poder evitarlo, busco a Kayla con la mirada en la tribuna.

—¿A quien andamos buscando?—me codea Ángel mientras se tapa la boca para hablar y que las cámaras no sepan lo que se habla.

Lo miro con cara de obvio y él entiende, conoce a Kayla, le hablo todo el tiempo de ella y ya la a visto. A él y a todos los que me conocen les hablo de Kay.

—¿Vino?

Asiento con la cabeza y él se sorprende por que es muy rara la vez que Kayla viene al estadio y siempre que lo hace está en el palco junto a su papá.

—Mira vos, que bien entonces Leo. Bien ahí amigo, vas bien. ¿Dónde está?

No puedo no sonreír y le señalo discretamente con la cabeza en dirección a dónde está Kayla, sentadita comiéndo pochoclos y mirando justo a dónde estamos nosotros.

—Ahí está después de tanto tiempo que no se aparecía por acá, ningún boludo sos vos eh—me pega en las costillas.

Obvio que no, tengo un mujeron al lado mío.

Le sonrio y guiño un ojo a Kayla antes de irnos al vestuario, ella sonríe ante mi acción.

—¿A quién le coqueteabas tanto en el campo de juego, Leandro?—pregunta Fagioli subiendo y bajando las cejas.

Encima que me jode de paso me habla en italiano, no me la hace más complicada por que no quiere nomás.

—¡Es que está su novia en la tribuna y anda embobado viéndola!—se mete el pelotudo de Ángel.

¿Para que? Ahora todos mis compañeros en vez de cambiarse me están jodiendo y pidiendo que se las presente. Acá van a volar un par de bifes si siguen así.

—¡Le a cambiado la cara, que celoso eres Paredes!

Sí, si lo soy. Nunca en mi vida fuí celoso, ni siquiera con la madre de mis hijos, pero con Kayla sí.

—¡Al campo de juego!—nos apura Allegri.

Al salir a la cancha vuelvo a ver a la tribuna y ahí sigue, viendo entretenida cómo los hinchas cantan. Se ve tan tierna que si tuviera mi celular le sacaría una foto.

El segundo tiempo arranca y la Juve empieza más reforzada que en el primer tiempo, mucho más confiada y yo también.
Mi compañero, el cuál no puedo ver bien quien es, me da un pase excelente y yo controlo la pelota rápidamente llevandola al área de nuestro rival, pero no duro mucho por que caigo al piso retorciendome del dolor por la patada que me pega un pajero del equipo rival. Me masajeo la parte de la pierna dónde me pega y el árbitro le saca amarilla, asi que estando conforme me levanto y elongo un poco la pierna. La pelota vuelve a rodar y nuevamente la Juve la maneja entrando al área rival. A los 23' mi compañero me da una asistencia terrible y de taquito le pego al arco, el arquero no puede hacer nada y la pelota entra reventándole el arco. Rápidamente corro a festejar a la parte dónde está Kayla, la cuál ahora está parada festejando con saltos y agitando la bufanda que tiene de la Juve. Por encima de mi camiseta, justo en mi pecho, dibujo una K y señalo a la tribuna para después abrazarme con mis compañeros. La euforia y felicidad que tengo es de otro nivel.

A escondidas; Leandro Paredes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora