A escondidas; Leandro Paredes.

32; la extrañamos

Leandro | la extrañamos

-¡Papi!

Mis hijos saltan a abrazarme felices a penas abro la puerta.

-Hola amores-les devuelvo el abrazo mientras me pongo de cuclillas para recibirlos.

Ellos me aprietan fuerte y al instante me sueltan para empezar a ver sobre mi hombro. En ese momento es dónde vuelve ese dolor en el pecho al saber porqué hacen eso.

Camila estira su mano entregándome las mochilas de mis hijos, un poco más y me las tira en la cara pero las agarro igual. Ella da medía vuelta y ni chau le dice a los nenes antes de subirse a su auto e irse.

De la mano entramos a casa y ellos miran para todos lados del interior de casa buscando algo, más bien a alguien.

-¿Desayunaron?-les pregunto y ellos niegan-Bueno, siéntense ahora les hago una chocolatada con galletitas.

Ellos me hacen caso sin protestar, raro por que son re berrinchudos estos, pero hoy están raramente muy callados.

-Papi-me llama Vicky.

Giro para prestarle atención y me los encuentro mirándose cómplices y haciéndose gestos para no hablar en voz alta.

-¿Que pasó hija?

Ella pasa su mirada a mí y mueve las manos nerviosa, Gio sonríe forzado.

-¿Estás bien?

Me sorprende su pregunta por que también me sorprenden ellos, es increíble como siendo tan chiquitos siempre que pasa algo se dan cuenta sin que nadie se los diga.

-Si mi amor, ¿por que preguntas eso?

Claramente no estoy bien, estoy todo menos bien.

Desde hace cinco días estoy hecho mierda. Ni siquiera sé cómo sentirme, no sé si hice bien o mal al pedirle un tiempo a Kayla para pensar porqué lo último que hago es pensar en todo, solo pienso en ella y lo único que hago es ir a entrenar, jugar al fútbol y volver a casa a encerrarme a pasarla mal.

-Te ves triste-comenta mi hija.

No es la primera en darse cuenta, toda la gente del club y mis compañeros también me dijeron lo mismo por las ojeras que traigo.

-Tenés cara triste-acota mi hijo varón.

-Y tenés los ojos cómo se le ponen a Gio cuándo llora, ¿por que lloras papi?

Los ojos se me cristalizan y trago saliva aguantandome las ganas de llorar, jamás lloraría adelante de mis hijos.

Gio hace pucherito al verme y Vicky tiene cara de preocupada por mi culpa.

-Yo estoy bien hijos, no lloré ni tampoco me pasó nada. Tranquilos que a papá no le pasa nada.

Y la pregunta que parece que tanto se la aguantaron, llega.

-¿Y Kayli?

Cada que me la nombran siento cómo una puntada me atraviesa el pecho, me duele.

Ni siquiera sé que decirles, no se me ocurre nada.

-Está en su casa, amores.

-¿Otra vez en su casa? Si esta es su casa, pa.

-Ella también tiene familia hija, tiene su departamento y también tiene que ir a visitar a sus papás-la excuso.

-¡Pero papi, nosotros la queremos ver!-chilla Gio.

Yo también la quiero ver, ni siquiera por redes ahora puedo verla. Desde la última vez que hablamos y le pregunté el porqué desde la vez que nos peleamos empezó a mostrarse tanto en Instagram no subió nada más, ni siquiera tiene foto en su perfil de WhatsApp y volvió a ser un fantasma en redes sociales, sino es por las historias de Lorenzo no sé que sería de la vida de ella.