Capítulo 18

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Manto de Luz siseó cuando Zarpa de Serbal le intentó dar más semillas de adormidera. Era el cuarto amanecer desde la batalla con el Clan del Trueno, pero Pluma de Paloma insistía en que todavía no se encontraba en buen estado, aunque en realidad era una excusa para que él pasara más tiempo junto a la curandera en su guarida.

– ¡Que bueno que has pasado tu prueba esta vez.– Ronroneó el aprendiz de curandero mientras usaba la punta de la cola para ordenar cuidadosamente las hierbas.

Manto de Luz reprimió un gruñido, intentando concentrarse en el delicioso campañol que iba a comerse. Sus patas aún le dolían un poco, así que intentó no moverlas por un rato como le había dicho Zarpa de Serbal.

Pluma de Paloma regresó justo cuando el guerrero blanco había terminado de comer, relamiendose los bigotes y lavando sus patas. La curandera lo saludó con un cariñoso ronroneo y le mostró a su aprendiz la ancha hoja que traía. Tenía un poco de miel en ella.

– La miel sirve para aliviar la garganta, también puedes ponerla en una mezcla de hierbas que le vayas a dar a un gato.– Explicó la gata gris y blanca al mismo tiempo que dejaba la miel a un lado.

El atigrado marrón claro parecía realmente interesado en el tema, aunque Manto de Luz no pudo entender porqué a un gato le podría gustar más un poco de miel que la adrenalina de una buena pelea.

Aburrido de escuchar a su hermana, decidió salir al claro un rato. Estaba casi afuera cuando el gruñido de Estrella Hueca le provocó un escalofrío.

– ¡Manto de Luz! – Exclamó el gato negro y blanco. – ¿Todavía no te has recuperado? –

– Ya estoy un poco mejor, pero aún me duelen las patas.– Respondió el guerrero.

– Espero que te mejores pronto, por si el Clan del Trueno decide atacar otra vez.– Dijo el líder.

Cuando Estrella Hueca se fue a la pila de presas, Manto de Luz suspiró aliviado y continuó avanzando sin rumbo fijo por el claro. Desde la batalla con el Clan del Trueno, Estrella Hueca estaba mucho menos relajado.

– Debe ser difícil ser líder.– Pensó el gato blanco.– Más si hay un clan tratando de atacarnos.–

De pronto, un maullido cercano lo sacó de sus pensamientos. Zarpa de Nube estaba a punto de salir del campamento, acompañado de Zarpa de Pino y Corazón de Tigre.

– ¿Quieres venir con nosotros? – Preguntó en voz alta el gatito de ojos azules.

Ante la idea de poder salir y cazar algo, Manto de Luz asintió con energía y avanzó junto a Zarpa de Nube por el bosque, sin que le preocupara el dolor de sus patas. El gatito blanco de ojos azules estaba aún más emocionado, pues le contó que hoy iban a practicar movimientos de lucha por primera vez.

– ¿En serio? Yo pude empezar con la lucha cuando llevaba tres lunas de entrenamiento.– Maulló el guerrero de ojos amarillos.

Cuando Corazón de Tigre se detuvo en un terreno que consideró despejado y suave, se sentó frente a los dos aprendices y empezó a explicarles el entrenamiento. Manto de Luz se sentó al lado del gato atigrado y se quedó escuchando.

– Estrella Hueca me ha pedido que los empezara a preparar para luchar.– Maulló el guerrero.– Primero les haré una demostración con Manto de Luz.–

– ¡Pero él está herido! – Reclamó Zarpa de Nube.

– Un verdadero guerrero luchará por su clan incluso si está herido.– Comentó Corazón de Tigre de inmediato, poniéndose en posición para atacar.– ¿Cierto Manto de Luz? –

Los Gatos Guerreros #1 - La Tensión de los Clanes: Zarpas SalvajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora