Lila
Ya estaba amaneciendo. Lila abrió los ojos, aún con sueño. Los primeros rayos del sol que se filtraban a través de la ventana hacían sombras en el piso alfombrado de la habitación. La gata se estiró, relamiendo sus bigotes al sentir el olor de su comida en la cocina.
No se apresuró para ir a comer, pues las bolitas de comida seca no le parecían muy sabrosas. Su dueña siempre le llenaba el cuenco en la mañana, antes de salir. Lila comió un poco y corrió hacia su dueña, que se encontraba sentada en el sofá. La gatita saltó y se sentó en el respaldo azul, maullando fuerte hasta llamar la atención.
Recibió un par de caricias en la cabeza, pero maulló una vez más y se dirigió a la puerta de atrás, que daba hacia su pequeño jardín. Su dueña la abrió un poco, solo lo suficiente para que Lila pudiera salir y volver a entrar. La gata le ronroneó fuertemente y se restregó en sus piernas antes de salir y sentarse en el pasto. La minina se quedó mirando hacia la puerta principal, esperando a que su dueña saliera y cerrara. No tardó demasiado en irse, pero tuvo que regresar por un gorro para el sol.
Lila arañó el pasto con sus garras, que no eran tan largas como le gustaría que fueran. Una fracción de segundo después, pudo oír un maullido procedente del jardín de al lado. Desde arriba de la valla sin pintar de su jardín, saltó una joven gata siamés, que tenía ahora un collar verde como el pasto en el que estaba sentada.
– ¡Lila! – Saludó la gata.
– Hola Rosa.– Maulló la gata esfinge, acercándose a la recién llegada.
Ambas gatas se subieron a la delgada valla de madera y empezaron a caminar con cuidado por ella sin caerse, aunque casi lo hacían más de una vez. Al llegar al final, bajaron rápidamente en un jardín más grande y con menos pasto, donde había una gata siamés idéntica a Rosa, pero más grande.
– ¡Mamá! – Ronroneó la gatita, sentándose al lado de su madre.
– ¡Hola Tostada! – Saludó Lila, mirando hacia el otro lado de la valla, donde estaba el bosque.
– ¿Estrella de Cristal me aceptará? – Preguntó Rosa a su madre.
La gata siamés asintió con ambos ojos cerrados, mientras lamia la cabeza de su hija cariñosamente.
– ¿Aceptarte para qué? – Preguntó confundida Lila.
– ¡Para el Clan Guerrero, por supuesto! – Respondió Tostada, señalando el bosque con su cola larga. – Para aprender a cazar y a luchar como los viejos clanes de gatos salvajes.–
– ¿Y a donde han ido los clanes? – Interrogó Lila, sin dejar de mirar los grandes y altos árboles donde alguna vez cazaron los gatos salvajes.
– No lo sabemos. Pero quizás puedas preguntarle a Estrella de Cristal si puedes unirte.– Maulló de inmediato Rosa.
Se quedó mirando sin pestañear a la gatita, atónita ante la propuesta de unirse al Clan Guerrero. La idea de fingir ser un gato salvaje no le agradaba mucho. ¿No podía simplemente buscar a los gatos salvajes?
– Iré a preguntarle a Estrella de Cristal si sabe a donde fueron los Clanes. Quizás pueda conocerlos.– Maulló
– Quizás han muerto, o hayan viajado muy muy lejos.– Dijo Rosa, cambiando su expresión de alegre a molesta.
Decidida a evitar una discusión con su amiga, se despidió rápidamente de Tostada y saltó hasta la valla, casi cayéndose en el intento. Luego de recuperar el equilibrio, caminó de regreso a su jardín, sin mirar si Rosa venía detrás de ella.
Tras llegar con éxito a su jardín, se acostó en el césped mojado, justo al lado de las flores rojas. Entonces, el maullido suave de Rosa le hizo levantarse:
– ¿No estás pensando en buscar a los clanes, o si? – Preguntó la gata siamés.– No me gustaría que te vayas.–
– No me iré hoy.– Maulló Lila, rascándose el collar morado.
– El Clan Guerrero es como un clan de verdad. Podremos cazar y luchar como los clanes.– Comentó Rosa con una sonrisa.
– Pero no son los clanes...– Murmuró Lila, mirando a su amiga.
La gata siamés la miró algo confundida. ¿Acaso ella era la única que entendía que no eran parecidos?
– Mañana te llevaré al clan para que hablemos con Estrella de Cristal. Él debe saber algo.– Prometió Rosa, lamiendo la frente de su amiga.
– Gracias.– Ronroneó la gata esfinge.
Rosa se despidió de ella con una sonrisa. Luego de saltar la valla con cuidado y desaparecer, Lila se estiró y se quedó mirando como regresaba su dueña.
Volvió a mirar hacia el bosque. A veces le era difícil de creer que solían habitar al menos cuatro grandes clanes de enormes gatos salvajes que cazaban de todo.
– Me gustaría verlos. Quizás pueda unirme a ellos.– Pensó.
La idea de unirse a los gatos salvajes le parecía incluso mejor que solo verlos, pero no...no sería posible. Estaba casi segura de que los felinos la echarían de su hogar apenas la vieran. En el mejor de los casos, moriría congelada en el invierno por no tener pelo.
De repente escuchó el llamado de su dueña a todo volumen, pero no se movió antes del segundo llamado. Aun no estaba atardeciendo, pero de todos modos sería mejor entrar antes de que hiciera un poco más de frío.
Entró por el pequeño espacio que había dejado su dueña en la mañana, pero era más que suficiente. Saludó a su dueña con un ronroneo y se acostó sobre ella en el sofá azul, mientras era tapada con una manta roja como las flores del jardín.
● ● ●
Era de noche. Caminaba lentamente por entre los árboles del bosque, mirando fijamente a su objetivo a medida que evitaba pisar las ramas y hojas húmedas del bosque. Seguía olfateando a su alrededor, avanzando hacia la oscuridad para atrapar a la pequeña criatura de pelo marrón.
Saco sus garras, relamiendo sus bigotes con hambre ante la sabrosa presa. El ratón estaba quieto frente un gran arbusto, pero el animal no podía olerla. Dió un gran salto, cayendo justo frente al ratón. Lo atrapó con sus zarpas y lo estaba a punto de matar cuando sonó un fuerte estruendo a sus espaldas.
Abrió los ojos, pero el bosque había desaparecido, también la presa. El sonido era su dueña levantándose. Probablemente había botado algo en su recorrido.
Solo había sido un sueño.
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Los Gatos Guerreros #1 - La Tensión de los Clanes: Zarpas Salvajes
Fiksi PenggemarLos seis clanes de guerreros han convivido en calma durante muchas lunas, pero el nuevo liderazgo del Clan del Trueno ha generado conflictos en el lago, poniendo en riesgo la tranquilidad de los otros clanes. Mientras los clanes buscan mantener la...