Capítulo 17

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Un suave escalofrío recorrió su lomo al sentir una brisa fría ventilando su guarida, recordándole que afuera del campamento había un clima muy agradable, sin embargo, Hoja Escarchada no podía darse el lujo de salir con un gato herido en su guarida, esperando nerviosamente a ser atendido.

– Ya voy Ojo de Halcón, discúlpame.– Maulló para callar los impacientes maullidos del gran guerrero marrón.

No tardó mucho en colocarle el emplasto a la herida que tenia el felino en el costado, pero tuvo que usar muchas telarañas para intentar mantenerlo quieto. A pesar de sus esfuerzos, el emplasto aún se caía, quedando en el suelo. Hoja Escarchada soltó un siseo antes de volver a hacer el emplasto.

– La herida está sangrando otra vez.– Advirtió Ojo de Halcón con un maullido tranquilo, pero su mirada indicaba impaciencia.

Luego de un rato intentando mantener el emplasto en el pelaje del guerrero, la curandera decidió tomar una planta con espinas pequeñas y colocarla en el emplasto. Luego de hacer eso, sintió una punzada de vergüenza al recordar que las telarañas no eran en realidad para mantener el emplasto en el pelaje.

– Volveré de inmediato. – Ronroneó Hoja Escarchada.– Te traeré un poco de agua.–

Con un poco de musgo en el hocico, la gata cálico caminó hasta la cascada y dejó que el musgo se empapara. Mientras esperaba, se quedó mirando a Pequeña Rocío y Pequeño Rojo. Faltaba muy poco para que empezaran su entrenamiento.

– Realmente quiero que alguno de ellos esté interesado en la medicina.– Pensó la gata.– Un aprendiz me vendría bien.–

Luego de asegurarse de que el musgo estuviera empapado para Ojo de Halcón, la curandera se lo llevó a su guarida y se lo pasó al guerrero herido.

– ¡La herida está sangrando otra vez! – Bufó Hoja Escarchada con frustración.

Estuvo un buen rato intentando detener el sangrado del gato marrón, que miraba su herida con preocupación y cierto asco. Hoja Escarchada tuvo que usar casi todo lo que le quedaba de telarañas.

– ¡Perdón! ¡Se suponía que esto no debía pasar! – Maulló la gata cálico como disculpa, lamiendo el pelaje de su pecho.

– Creo que la ayuda de Estrella de Lodo te vendría bien.– Murmuró Ojo de Halcón.

– No es necesario.– Gruñó Hoja Escarchada.– Tengo todo bajo control.–

La curandera lavó sus patas en el agua de la pequeña charca que había en su guarida antes de irse. Ojo de Halcón probablemente no tendría problemas, así que no era necesario vigilarlo todo el día cuando podía estar haciendo otras cosas más divertidas e importantes.

Apenas salió, pudo notar la fría mirada de Bigote de Ratón y la patrulla fronteriza que lideraba, incluyendo en ella a Manto Manchado. Tras la muerte de Hoja de Manzana parecía que todos se fijaban mucho más en ella. ¿Acaso tanto importaban su comportamiento y su talento como curandera? ¿Porqué nadie parecía aceptarla?

– ¡Hoja Escarchada! – Llamó Estrella de Lodo desde la entrada de su guarida. – Ven, tenemos que hablar.–

Había algo en el tono de voz del lider que le puso los pelos de punta a la felina. Se apresuró a entrar a la guarida y sentarse donde el atigrado marrón le había indicado que lo hiciera. Se veía preocupado.

– No falta mucho para la próxima Asamblea.– Maulló Estrella de Lodo, mientras acicalaba su pelaje. – Espero de ti un buen comportamiento entonces. Tú sabes como deberían comportarse los curanderos.–

– ¡Porqué eso parece importante ahora! – Exclamó Hoja Escarchada, reprimiendo un gruñido.

– Tenemos que mantenernos como un clan respetable y fuerte frente al resto.– Explicó el atigrado. – Y el resto fijará más en ti ahora que Hoja de Manzana no está.–

Los Gatos Guerreros #1 - La Tensión de los Clanes: Zarpas SalvajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora