Capítulo 57: En la capital

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A lo largo de esta historia, yo he dicho que Colombia es una mezcla de varias culturas, las cuales han confluido para formar lo que somos hoy en dia, cachacos, paisas, vallunos, costeños, boyacenses, pastusos y demás son el resultado de varias mezclas y de varias generaciones viviendo en este país, tan es así, que en la misma familia Madrigal podemos ver como convergen las diversas manifestaciones de nuestro folclor nacional. Es por ello que en esta ocasión, nos vamos a centrar en los orígenes de la familia de Agustín, ya que para nadie es un secreto y viendo su pinta o forma de vestir, sabemos que el es de orígenes cachacos o rolos, que es como se le dice en Colombia a aquellos que somos nacidos en la capital de este ello país, llamada Bogotá, y es que mi Bogotá querida, mi Bogotá bella, ha hecho parte de la historia de este país, empezando desde su fundación el 6 de Agosto de 1538 por Gonzalo Jiménez de Quesada, con 12 chozas y una iglesia, siendo la capital del Nuevo Reino de Granada, que era como se llamaba nuestro país antiguamente, siendo testigo del grito de independencia con lo del florero de Llorente, hasta llegar a nuestros días, así que sin más preámbulos, comencemos con el capitulo de hoy

Agustin como todos los días se dirigió a la oficina de correos, ya que a veces su familia en Bogotá le enviaba cartas saludandolo, contándole lo que acontecía en la vida diaria o los menesteres del dia a dia, asi como paquetes con diversos obsequios para su familia, a su vez Agustín les contaba lo que iba aconteciendo en el pueblo del Encanto. Muchos nos preguntaremos como es que la familia compuesta por el padre, la madre y los hermanos de Agustín terminaron en el Encanto, pues bien, resulta que para el tiempo cuando Agustín apenas era un niño, los negocios de su padre no iban muy bien en Bogotá, razón por la cual tuvo que aventurarse en otras tierras, en donde el pudiese probar suerte y mejorar su fortuna, de esta forma, al investigar sobre diversos destinos en toda la geografía nacional, supo que existía un pueblo que había sido formado por un milagro, cuyos habitantes eran muy prósperos, por lo cual viajó con su familia compuesta por su esposa Augusta y sus tres hijos Isadora, Andrés y Agustín, el nombre de este ilustre cachaco de la época era Rulfo Ramírez, por lo cual podemos adivinar que el apellido de Agustín antes de casarse con Julieta era Ramírez. El señor Rulfo llegó a este pueblo y fue recibido por la abuela Alma, que en ese entonces contaría con unos 35 años, el señor Rulfo le explico que había arribado a aquellas tierras con su familia, con el objetivo de probar suerte, ya que las cosas en su ciudad natal no iban bien. De esta forma, comenzó teniendo negocios pequeños que poco a poco fueron prosperando y dándole calidad de vida a él y su familia, mientras tanto sus hijos iban interactuando con la gente del pueblo, por supuesto el torpe y descuidado Agustín, a raíz de sus continuos accidentes, fue haciendose amigo de Julieta, la cual siempre lo curaba con su comida, razón por la cual, muchos se preguntaban si no lo hacía de aposta para lograr enamorarla, si bien con el tiempo, se fue demostrando que efectivamente Agustín era y es torpe, descuidado y propenso a los accidentes. Con el tiempo pasó lo que todos sabemos, Agustín se casó con Julieta y tuvo a su primera hija Isabela, que para ese entonces, todavía su padre, madre y su hermano Andrés, vivían en el pueblo, ya que Isadora se casó con un industrial rico y prospero del pueblo, que traslado sus negocios a un pueblo llamado Cajamarca, en el Departamento del Tolima. Por cosas de la vida, el señor Rulfo falleció, por lo cual no pudo seguir al frente de los negocios que tenía en el Encanto, lo cual hizo que su esposa e hijo tuvieran que vender todo lo que tenían e irse a Bogotá, en donde por cosas de la vida, al hijo le salió un buen trabajo, con el cual podía mantener a su viuda madre. El señor Rulfo estuvo presente en la ceremonia del don de sus dos nietas Isabela y Luisa, lo cual lo lleno de alegría, ya que sabia que les deparaba un buen futuro con la familia Madrigal, sin embargo, cuando su tercera nieta Mirabel no recibió un don, lejos de ponerse intranquilo a diferencia de la abuela Alma, sabía que su nieta se valdría de su astucia e ingenio para salir adelante. Cuán acertado estuvo el abuelo Rulfo, ya que Mirabel, su nieta menor, heredó su sagacidad, su astucia, su ingenio para resolver los mil y un problemas que se le presentasen, como desearia este abuelo estar vivo para ver que su nieta termino ocupando el cargo mas importante, la heredera del milagro, la próxima matriarca de los Madrigal. Sin embargo, a los 65 años, una extraña enfermedad se llevaría a este señor, al cual le hubiera gustado ver como sus nietas crecían y desarrollaban aquellas habilidades que las hacían únicas. El punto de todo esto, es que la abuela Augusta hacia mucho que no veía a sus nietas, todo lo que sabía de ellas era, porque Agustín, su hijo, se lo contaba a través de cartas, pero ella quería verlas en persona, quería abrazarlas, saber como les ha ido, como las trata la vida. Es por ello que la carta que Agustín recibió esa mañana, decía justamente que la abuela Augusta quería que la visitaran, que pasaran unos días con ella, quería verlas, abrazarlas, escucharlas, así que Agustín le comento esto a Julieta y a la abuela Alma, las cuales estuvieron de acuerdo, no solo para que sus nietas vieran a su abuela paterna, sino también para que Agustín viese a su madre. De esta forma, los cinco Madrigal se preparararon para viajar hacia la capital de la República de Colombia, obviamente como en aquella época, Bogota todavía era una ciudad fría, sabían que tenían que abrigarse muy bien, por lo cual todos llevaron ruanas y sacos para abrigarse bien. El viaje lo hicieron entren, ya que para la época era el medio de transporte más eficiente para llegar a este destino, de todas formas, la Bogotá de aquella época, dista de la Bogotá que conocemos hoy en dia, ya que no habían puentes, ni autopistas, las familias vivían en casonas de un solo piso, no se veían la gran cantidad de barrios que existen hoy, es así que se puede decir que la abuela Augusta y Andrés vivían en uno de los primeros barrios populares que había en la capital. Al arribar el tren, son recibidos calurosamente por la señora Augusta y por Andrés el hermano mayor de Agustín, los cuales hace tiempo que no veían a su familia, es de resaltar que en la Bogotá de ese entonces, ya se veían andar carros, buses, tranvía y demás medios de transporte citadinos, con los cuales uno podía movilizarse a través de la capital, así que al subirse al carro de Andrés, se dirigieron por la emblemática carrera séptima hacia la casa de ellos, la cual queda ubicada en el barrio Chapinero Alto, al llegar, vemos una casona de un solo piso, en donde se ven la típica puerta de entrada y las dos ventanas que dan hacia el frente, al entrar vemos la sala de estar y al lado el comedor, avanzando mas, vemos la cocina, el baño amplio con lavamanos y la típica ducha y más adelante los cuartos, para finalizar en el típico patio trasero de la época, en donde se secaba la ropa después de lavar y se hacían las reuniones sociales cuando estas se celebraban al interior de las casas. Después de instalarse, se sentaron todos a la mesa a hablar sobre lo que ha acontecido

Encanto, una serie de colombianos escrita por un colombianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora