El sonido de la soledad nunca había sido tan desesperante hasta esa tarde. Unos ojos ansiosos se ubicaron encima del cachorro que yacía desparramado en el sofá, tan tranquilo y despreocupado como si uno de sus dueños no estuviera a punto de sufrir un ataque de ansiedad. Hyunjin se acercó a este, envidiando la manera en la que su pancita subía y bajaba con gran lentitud, incluso se sintió celoso de escuchar los pequeños ronquidos del mismo.
—Tan malvado —susurró, tomandole una fotografía.
Guardó su telefono y se le quedó mirando una vez más. No pudo evitar recordar el aspecto descuidado del cachorro cuando llegó al departamento y por supuesto, tuvo que recordar la faceta sobreprotectora de su mejor amigo, cuando unos mocosos de secundaria intentaron agredir al pobre animal. Ese día había sido el único en el que Hyunjin decidió no meter las manos y simplemente dejó relucir a la bestia infernal en la que se convertía un Jeongin enojado.
Para buena sorpresa del Hwang, el timbre del departamento resonó. Tuvo que morderse la lengua y no burlarse de su mascota porque acababa de caerse del sofá, todo modorro intentando entender lo que sucedía. Lo tomó en brazos y se acercó a la puerta, abriendola en ese momento.
La escasa tranquilidad que le había brindado el cachorro se fue desvaneciendo poco a poco cuando vio el rostro de la madre de su mejor amigo frente a él. Tan elegante como siempre, tan bella e inexpresiva que nadie pensaría que su vida estaba volviendose un desastre.
—Hola —saludó.
—Hola, por favor, pase —se hizo a un lado.
Hyo-ri entró al departamento. Se quitó los zapatos y se sentó en el sofá, soltando un suspiro largo que desprendió tensión en todo el sitio. Hyunjin se acercó a otro de los sillones, dejando al perrito encima, mientras se perdía en la pequeña cocina.
—Creí que se habían desecho de ese perro —mencionó la mayor, mirando a la bola de pelos frente a ella.
Hyunjin volvió a la sala, ofreciendo una taza de café para luego sentarse donde el cachorro, con este en su regazo.
—Jeongin y yo lo adoptamos —sonrió—, no es problema ¿Verdad?
—No, no hay probelma, Jinnie, tan sólo cuiden bien de él.
Hyunjin asintió, sintiéndose satisfecho con la respuesta. Acarició al perro y se dedicó a lanzar una mirada a la mujer. Esta bebía de la taza, mostrandose un tanto ansiosa y preocupada, claramente igual o peor que él. Tomó tanto aire como sus pulmones le pirmitieron y se dispuso a decir la primera palabra.
—Voy a perder la tienda.
Hyunjin se tragó su propio aire ante las palabras repentinas de la mayor. Sus ojos se abrieron, queriendo salirse y su mentón casi roza el suelo por la impresión. Hyo-ri dejó la taza sobre la mesita del centro y recargó sus codos sobre sus rodillas, escondiendo su cara entre sus manos.
—¿Qué?, ¿de qué habla?
—Bon-hwa hizo un préstamo hipotecario para la remodelación de la tienda, pero nunca me lo dijo, lo supe solamente porque me llegó un aviso del banco hace tres días —bufó, restregando sus palmas en su rostro con frustración—. Voy a perder la tienda, si no pago la cantidad necesaria en cinco meses.
—Pero...
—Sé que te di una oportunidad y te dije que aclararíamos la situación, pero Hyunjin, debes entenderme, ahora más que nunca necesito del dinero de Yuna, no puedo quedarme a esperarte o incluso esperar a que _____ despierte.
—Podemos encontrar otra manera no basada en desesperaciones, estamos hablando de una situación que afectará la vida de Jeongin, ¿a caso no es eso más importante que la tienda?
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Be Kind || Yang Jeongin
FanfictionYang Jeongin es conocido por ser uno de los chicos más gruñones en aquella tienda de conveniencia. Dentro de todos los clientes que terminan con un mal sabor de boca, hay una chica extranjera que siempre espera al día siguiente para poder verlo de n...