FINAL

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El tiempo pasaba velozmente. De pronto tres meses se cumplieron y esas vacaciones de ensueño llegaron a su fin.

La madrugada fría acompañaba con entusiasmo a la bonita rubia que le admiraba de vez en cuando como mero impulso de inspiración. No podía distinguir cuánto tiempo llevaba ahí, sólo podía saber que estuvo presente desde que el cielo estaba en su punto más oscuro, hasta éste donde se empieza a iluminar. La verdad es que se sentía nerviosa y por eso ahora tenía al menos unas setenta nuevas propuestas dibujadas en su tableta. Ni siquiera sentía los dedos, pero le estaba siendo imposible parar.

De pronto sintió la suavidad de una frazada sobre sus hombros. Sonrió y eventualmente un beso se impactó en su mejilla de manera suave.

—¿Qué haces despierta?

—Terapia —respondió con simpleza, mostrando el arte en su tableta.

El castaño rodeó la hamaca y se sentó a su lado, sintiendo luego la cabeza de la otra sobre él. Jeongin sonrió ante ello y le acarició la mejilla, sumergiéndose en un ambiente pacífico.

—Ese vestido es precioso, deberías hacerlo para ti —opinó el mayor, con la mirada en el aparato.

—Oh, ¿si? Quizá te tome la palabra.

—Ah, si así va a ser, entonces también deberías darme un beso.

—Alto ahí, vaquero —se burló—. Sólo dije que iba a pensarlo, no seas aprovechado —le encaró, mirando embelesada a su aspecto dormilón y desastroso—. Pero está bien, ven aquí.

La rubia dejó la tableta en la mesita de enfrente y tomó las mejillas del otro, sometiéndolo para besarlo bajo su mando. Jeongin la tomó de la cintura y la acomodó en su regazo, abrazándola para luego echarse a lo largo de la tela con ella encima.

La sensación seguía siendo nueva, maravillosamente nueva. Sus labios conectaban tan bien, como si fueran hechos para el otro. Las mariposas en sus estómagos revoloteaban y de ninguna manera podían cansarse de todo ello. Ahora sabían que había sido un buen movimiento haber dado un paso más allá de su trato común. Acercarse tanto, hablar todo el día y razonar entre ellos por enteros tres meses, fueron los principales factores para que pudieran abrirse completamente.

Estaban disfrutando sanarse el corazón mutuamente. Estaban aprendiendo sobre ellos, sobre el otro, descubriendo un nuevo mundo en general, así que todo estaba bien.

—Se nos hará tarde —murmuró el mayor.

—Dejémoslo así, nos hacemos pasar por perdidos.

—Bueno, entonces sólo ten en cuenta que no tenemos dinero y el hospedaje corrió a cuenta de Hyunjin y Felix.

—Aish, adiós, te odio —se levantó, bajando de la hamaca.

—¡Yo también te quiero!

_____ sonrió, adentrándose al baño. No quería irse, era la completa verdad. Ese tiempo de paz había sido como el paraíso y la simple idea de volver a socializar con la humanidad le aterraba. No obstante, sabía perfectamente que debía afrontarlo, además, no podía dejar de lado que no estaba sola, tenía gente con ella, gente que la quería y en la que podía confiar. Así que sí, se aferró a esos pensares y se vistió cómodamente luego de la ducha.

Ya la mañana estaba iluminada. Un nuevo día comenzaba y con ello el regreso de una _____ Hudson renovada. Se sentía extraña de tan sólo pensarlo de esa manera y la hacía querer sonreír en todo momento.

—¿En qué piensas?

Levantó la mirada, notando al castaño que se acercaba a ella. Este le dejó un beso y luego se acercó a las cajoneras para terminar de tomar sus pertenencias.

Be Kind || Yang JeonginDonde viven las historias. Descúbrelo ahora