13

1.1K 114 21
                                    

La oscuridad de la noche cobijó a la ciudad. La frescura del ambiente avisaba de la llegada del otoño. Parecían ser buenos días, pero sólo parecía.

El silencio de una casa se vio repentinamente interrumpida cuando el timbre resonó en todo el interior de la misma. Un pecoso resopló cansado, dejó sus lentes de lado y se levantó del escritorio, arrastrando los pies.

Estaba cansado, había estado trabajando durante tanto tiempo que lo único que deseaba en esos instantes era despegar el trasero de la silla y acostarse a dormir. De hecho, se sentía agradecido con la persona fastidiosa afuera de su casa, pues de otra manera, ni siquiera se hubiera planteado el separarse de la computadora para ir al baño.

—Oh, que sorpresa.

Su voz sonó floja, como si ya lo estuviera anticipando. Presionó los labios y se hizo a un lado, dejando pasar al otro sujeto.

—Lamento venir a estas horas, pero realmente necesito hablar contigo.

A sus ojos, Hyunjin se veía un tanto desesperado y le pareció extrañó puesto que, por lo poco que conocía de él, lo detectaba como alguien bastante cuerdo para mantener la calma.

—Bien, siéntate, te traeré agua.

Escuchó el agradecimiento bajo y se dirigió a su cocina. En ese momento se sintió confundido. Por un lado, la visita le caía como anillo al dedo, pero por otro lado, no sabía si era buena idea sacar el tema cuando claramente no se le veía bien.

Cerró los ojos y sacudió la cabeza, despejando la nube espesa que comenzaba a formarse en su mente. Tomó los dos vasos con agua y se dirigió a su sala, dejando uno en la mesita y entregando el otro al castaño. Lo vio beber un sorbo y mantener la agua en su boca un momento.

—¿Estás bien? —se interesó.

—Felix necesito de tu ayuda —fue directo al grano, sorprendiendo al otro.

—¿Perdona, qué?

Hyunjin suspiró. Volvió a tomar un nuevo sorbo de su vaso y luego se mordió el labio, anticipando el rechazo.

—Necesito un préstamo.

—¿Un préstamo?

—Yah —resopló, aclarando sus pensamientos—. La madre de Jeongin perderá la tienda si no paga un préstamo hipotecario y bueno...

—¿Qué hay de la novia de Jeongin?

—¿Eh?

—En el hospital, una chica se me acercó cuando iba a visitar a mi niña, me dijo que la mantuviera lejos de su novio, prometido... ¿Querían vernos la cara de idiotas a ella y a mí?, ¿pensaron jugar con ella también? —se molestó.

Las cejas del castaño se arrugaron agresivamente. Se imaginó a sí mismo ahorcando a Yuna y romperle el cuello hasta borrarle la sonrisa que siempre tenía dibujada en el rostro, mas tuvo que morderse la lengua y aguantarse las ganas.

—Felix, permíteme explicarte, por favor —le pidió con calma en su voz.

—Yo soy quién debe pedirlo de favor, déjame saber si puedo seguir confiando en ti y en tu amigo.

Hyunjin suspiró, bebiendo de nuevo.

—Jeongin no tiene nada que ver con esa hija de... Con Yuna, uh, su madre hizo negocios con ella y arrastró a su propio hijo entre ello, quiere casarlo con alguien que no quiere sólo por su dinero y...

—¿Y por qué no aceptarlo? Tendría la vida arreglada.

El castaño lo miró desconcertado. Claro que él también veía la oportunidad en ese matrimonio, el dinero no le faltaría por supuesto que no, sin embargo, pareciera que él era el único que se enfocaba en la infelicidad que le deparaba a su mejor amigo en ese matrimonio.

Be Kind || Yang JeonginDonde viven las historias. Descúbrelo ahora