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Cuatro meses pasaron con demasiada velocidad para su gusto. Jeongin ya podía moverse con más agilidad, sus lesiones ya no requerían de tantos cuidados debido a la rapidez de su evolución. Los médicos se sorprendieron al verlo y mencionaron entre burlas que aquello se debía a su urgencia por visitar a la chica que yacía internada en la habitación del lado, sin embargo, aún tenía que someterse a algunas pequeñas pruebas para confirmar la buena salud de su cerebro ante el golpe contra el suelo.

Por otro lado, la rubia seguía hundida en el profundo sueño. Resultaba desesperante para todos sus conocidos, el no escuchar su escandalosa voz. Felix la visitaba a diario, se sintió perdido cuando tuvo que avisar a sus tíos sobre la situación. Estaba con el corazón partido y le fue mucho más difícil de sobrellevar cuando no pudo hacer nada en contra del esposo de su prima, pues básicamente, el accidente había sido mera culpa de _____ por haber atravesado la calle sin fijarse.

Bang Chan aseguró que la salud de la rubia no había empeorado, sin embargo -y desgraciadamente-, tampoco había evolucionado de manera favorecedora. Aquella noticia solamente había logrado aumentar el sentimiento de culpa en Jeongin, y fue señal suficiente para comenzar a visitarla todas las noches apenas tuvo el visto bueno de su pierna...

—Mierda, Hudson, despierta de una puta vez, me estás volviendo loco —masculló, tomándola de la mano.

Era la tercera noche siendo atacado por el insomnio. La cuestión es que comenzó a soñar con _____. Un sueño donde la rubia le reclamaba por haberla abandonado cuando lo necesitaba. La culpa de un pasado volvió a su cabeza dejándolo peor de lo que ya estaba. No obstante, tenía la esperanza de no arruinarlo está vez.

Entrelazó sus dedos con los de la rubia y sin pensarlo mucho dejó un beso largo en los nudillos humectados por la crema que había colocado anteriormente.

Escuchó el sonido de la puerta, siendo manipulada. Escuchó los bajos taconcillos familiares detrás suyo, pero decidió no moverse.

—Amor, ya es tarde, ve a dormir.

Sintió las ligeras manos de su madre sobre sus hombros. Soltó un suspiro largo, mas en lugar de acceder al pedido, solamente se aferró más a la chica postrada en la cama.

—Innie, cielo, no es sano para ti, escuchaste al doctor.

—Es lo menos que puedo hacer, mamá, a _____ no le gusta la soledad.

La mayor presionó los labios, sintiendo la punzada en el pecho. Respiró profundamente y tragó saliva antes de volver a intentarlo.

—Yo puedo quedarme con ella, cielo.

—No, mamá... No quiero que pase de nuevo —murmuró.

—¿Es por eso que te aferras a _____?

No recibió respuesta y eso fue suficiente para confirmar la respuesta a su pregunta. Viró la mirada hasta el rostro tranquilo de la rubia y llevó los dedos al cabello de su hijo, para peinarlo con delicadeza.

—A pesar de todo, tu padre seguiría orgulloso de ti —murmuró, para finalmente dejar un beso sobre su coronilla.

Resignada a la derrota, la mayor salió de la habitación. Sintiendo la incomodidad en su garganta por la creciente existencia del nudo. No podía ponerse a llorar a la mitad del pasillo, no era su estilo, por eso solamente optó por distraerse, mientras mordía el interior de su mejilla.

—Señora Yang.

Escuchó su nombre a sus espaldas. Se giró en ese instante, mirando frente a ella al joven doctor que había estado al pendiente de la pareja.

—Doctor Bang, gracias por los cuidados hacia mi hijo —agradeció, dejando una reverencia.

—Es mi trabajo —aseguró—. Aprovechando la grata sorpresa de su presencia, ¿me permite un poco de su tiempo?

Be Kind || Yang JeonginDonde viven las historias. Descúbrelo ahora