EPÍLOGO

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Jeongin respiró hondo por tercera vez. Tiró de sus comisuras y trató de formar la sonrisa más amable que le fue posible.

—Señora, esta es la tercera vez que se lo explico, la empresa que nos surte la mercancía no nos ha visitado, así que no tenemos el detergente que usted necesita.

—Esto es indignante, siempre vengo y siempre hay, no es posible que hoy no lo encuentre.

—Señora —interrumpió el más alto—. Lamento mucho las molestias que le podamos generar, nos apena esta situación, pero podrá encontrar el detergente el jueves, como sabe es un producto de mucha demanda y se termina muy rápido.

La mujer miró con atención al ahora rubio, arrugó las cejas y suspiró, echando un aire menos molesto.

—Oh, cielo, tú siempre tan lindo, está bien, vendré después, no moriré si tengo dos blusas más para lavar —mencionó, acercándose a la salida.

—¡Tenga buen día!

La sonrisa del mayor se volvió divertida cuando vio las orejas rojas del menor. Su sonrisa no se borraba, pero en sus ojos podía verse su gran deseo por externar todo ese mal sabor de boca que le dejó la mujer.

—Oye lo hiciste bien, no le gritaste ni la mandaste a la mierda, es un gran avance —reconfortó, palmeando su hombro.

—Renuncio —exclamó, soltando el aire que había inhalado como parte del proceso—. Es imposible tratar con esas ancianas, piensan que uno es su maldito sirviente y que ellas tienen toda la puta razón de todo cuando no es así, te prometo que a la sig...

La campana sonó y automáticamente el más joven se colocó derechito, guardando sus palabras y borrando todo ápice de molestia en su rostro. Los tacones imponentes le hicieron respirar con más alivio. Se tronó el cuello y relajó los hombros, esperando por la mujer que se acercaba a ellos.

—Hola, tía Hyo.

—Hola, Jin —sonrió, dejándole un beso en el cachete.

La mujer miró a su hijo y se acercó, presionando sus cachetes y amasando sin piedad.

—¿Cómo se ha portado esta criatura divina?

—Se ha portado bien —chismeó el más alto—. El contador sigue en ceros, así que vamos progresando.

La mayor sonrió con más fuerza, mostrando su entusiasmo orgulloso con beso en la frente a su hijo.

—¿A qué se debe tu visita, mamá?

—Sólo quería ver tu progreso yyyy~ también quería ver si puedes prestarme a tu novia —tanteó.

—¿Otra vez?

—¿Cómo que otra vez?, niño insolente... sólo han sido dos veces la semana pasada —murmuró—. Como sea, Park Min va a casarse con un empresario de la televisora del canal 57, le conté de mi adorada nuera y me dijo que quiere conocerla.

—Entonces pregúntale a ella —señaló dirección a la puerta.

La campana sonó y la chica se adentró con el cachorro en uno de sus brazos, vistiendo el mismo uniforme de la tienda. Estaba sonriente, deslumbrante. Llamaba por teléfono y sonaba tan profesional que su aspecto parecía una broma. Finalmente cortó la llamada y guardó su teléfono, dedicando una sonrisa a los que estaban en frente.

—Lamento la tardanza —mencionó—. Hyo-ri, que gusto.

—Oh, mi linda nuera, que bueno verte.

La menor sonrió. Dejó al cachorro en manos de su padre Hyunjin y dejó un pico en lo labios de su novio antes de perderse en el pasillo con la mayor.

Be Kind || Yang JeonginDonde viven las historias. Descúbrelo ahora