Los médicos se perdieron y un par de ojos se encontraron. El apretón de una mano con la otra fue suficiente para desprender la valentía del necesitado.
—De verdad, no tenía que venir —murmuró.
—Cariño, eres como mi hijo, no pienso dejarte batallar solo.
El más joven asintió, articulando un mudo agradecimiento. No obstante, el agradable momento fue interrumpido cuando una pareja se presentó en la misma sala. Hyunjin miró los ojos irritados de la mujer y los opacos del hombre. Ambos se veían lamentables. Era curiosa la manera en la que ahora los volvía a ver, luego de años sin siquiera pensarse. Los podía recordar con esos gestos arrogantes, tan déspotas y despectivos que le rompieron el corazón. Inconsciente de su acciones, apretó más su agarre con Hyo-ri, volviendo a ese momento donde aquella mujer significó más una zona segura que su propia madre.
—Hyun...
—Jinnie ya se ha hecho la prueba —interrumpió, la señora Yang—. Los resultados estarán más tarde, así que no es necesaria su interacción.
—Es mi hijo, Hyo-ri, tú ni siquiera deberías estar aquí.
—Oh, claro que debo estar aquí, apoyando a mi hijo.
La otra frunció el ceño, sintiendo la punzada en el pecho. Vio la manera en la que aquella mujer acariciaba la mano de su hijo, el cómo despejaba su frente y dejaba un beso sobre la misma, murmurando algo que no logró escuchar, pero que hizo sonreír al castaño.
—Hyunjin tiene derecho a hablar con sus padres —mencionó el hombre, colocándose al costado de su esposa.
—Por supuesto que tiene el derecho de hacerlo, mas no tiene las intenciones —respondió volviendo a recomponer su postura—. Ahora, Jinnie necesita descansar, así que les pido que se retiren.
Hyunjin los vio con recelo. Agradecía que la madre de su mejor amigo se encontrará ahí, pues de otro modo, se habría echado a llorar apenas quisiera decir la primera palabra. Y no meramente por sentirse triste, al contrario, él se pondría a llorar de pura ira. Descargaría todo el odio y el rencor que tuvo que guardar por años enteros, pero era consciente del lugar donde se encontraba, además de que su único propósito en ese lugar era para saber si podía ayudar a su melliza.
—Debemos hablar, Hyunjin, te prometo que luego podrás ver a Yeji.
Las palabras de su madre le hicieron temblar el párpado. El cinismo de su amenaza reluciendo sin pudor alguno. El más joven pudo darse cuenta que a pesar de lo deprimente de su aspecto y la situación delicada, ellos seguían siendo esas asquerosas personas de las que había escapado. Ellos sabían que la debilidad del joven era su hermana, lo confirmaron en ese momento porque estaba presente a pesar de que bien podía haberse negado. Yeji nunca lo trató mal, sin embargo, los separaron a muy temprana edad y simplemente dejaron de saber el uno del otro, aún así, el cariño seguía latente.
Sintiendo los primeros mareos de una posible migraña, Hyunjin se levantó de la camilla y se enganchó del brazo de Hyo-ri, lanzando una mirada fría a la pareja frente a ellos.
—Vayamos a pasear un momento, tía Hyo.
La aludida asintió, caminó aún con el brazo del menor enganchado en el suyo. Pasaron por el costado de la pareja y sin mirar atrás continuaron con su andar. Algo claro era que definitivamente no había existido ni una chispa de simpatía por parte del alto. No sentía ni la más mínima curiosidad de saber qué era eso que esos dos querían hablar con él. Hyo-ri y Hyunjin fueron claros con el médico a cargo de Yeji, y le explicaron que cualquier actualización sobre su salud, tendrían que decírselo a ellos por separado porque la situación familiar no era meramente tratable. Afortunadamente para ellos, el médico entendió la situación y prometió que acataría su petición.
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Be Kind || Yang Jeongin
Fiksi PenggemarYang Jeongin es conocido por ser uno de los chicos más gruñones en aquella tienda de conveniencia. Dentro de todos los clientes que terminan con un mal sabor de boca, hay una chica extranjera que siempre espera al día siguiente para poder verlo de n...