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Un corazón loco se agitó de peor manera cuando las puertas del elevador se abrieron frente a él. No entendía nada, ni siquiera podía explicar correctamente cómo es que había llegado al hospital, si hace unos minutos estaba en una junta de inversionistas.

Sus ojos miraron al azabache que enterraba sus dedos entre algunos mechones de su cabello. Veía al suelo y parecía frustrado. Sus piernas se movieron en automático hasta él. Se colocó en frente y le tomó del cuello de su playera, apenas el otro alzó la mirada.

—Te dije que no debías acercarte a _____ ¿Qué es lo qué le has hecho?

—Woah, woah, woah —intervino Hyunjin, separando al pecoso de su mejor amigo—. Te sacarán si te pones violento —advirtió.

Felix rechinó los dientes. Vio como el mayor dejaba de nuevo a su amigo en el asiento y a él lo tomó del brazo para llevarlo a las sillas de enfrente.

—Está un poco impactado como resultado del trauma pasado, así que no te va responder correctamente, de todas maneras —explicó, suspirando—. Tuvieron que llevarla al quirófano y Jeongin se vio obligado a firmar para el consentimiento.

—¿Qué pasó?

—Tampoco lo sé, el doctor vendrá en cualquier momento, lamento haber interrumpido tu reunión.

—Está bien, me interesa más la salud de mi prima que las billeteras de unos extranjeros —bufó—. Y justo tuvo que ponerse tan mal hoy.

—¿Qué pasó hoy?

—El juez finalmente concedió el divorcio, las pruebas desesperadas de John, me hicieron mostrar las pruebas del embarazo y ganamos nosotros.

—¿Pruebas desesperadas?

Felix asintió, observando a ambos amigos.

—¿Podemos hablar luego? ... En privado.

—Uh, claro —aceptó.

Felix murmuró un agradecimiento y luego dejó que el silencio se hiciera cargo del ambiente. Vio a la señora Yang acercándose con botellas de agua, que repartió entre los chicos. Esta lo saludó abrazándolo fuerte y luego se quedó interesado en la manera en la que la mayor trataba de llamar la atención de su hijo que yacía hundido en sus pensamientos.

No sabe cuánto tiempo pasó, pero agradeció que fuera así de veloz. Pronto vio los familiares cabellos castaños y rizados que se acercaban a ellos. Rápidamente se levantó, siendo seguido por el resto.

—Felix, tuvimos que intervenir y necesitábamos la autorización lo más pronto posible, te pido una disculpa.

—Está bien, doctor, ¿Qué pasó?

—Debemos esperar un poco, pero ella está estable, le practicamos craniectomía descompresiva, su cerebro presentó inflamaciones serias y nos vimos en la obligación de operarla porque ya no podemos intervenir con medicamentos... ¿Me darías unos minutos para hablar a solas?

—Claro.

El pecoso recibió el asentido de Hyunjin, dejándole saber que seguirían ahí. Comenzó la caminata al lado del médico y llegaron hasta el ya conocido consultorio. El mayor le indicó el asiento y cuando los estuvieron sentados, el de bata blanca suspiró.

—Sé que no me compete, pero ¿Cómo va el papeleo de divorcio?

Felix alzó las cejas, sorprendido. Era cierto no le competía, pero tampoco podía entender cómo es que lo sabía. Sin embargo, tampoco era un gran secreto del que no podía hablar.

—Desde hoy, mi prima está finalmente libre... ¿Por qué...

—Ella despertó —interrumpió—. Despertó hace unos días.

Be Kind || Yang JeonginDonde viven las historias. Descúbrelo ahora