doce

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—Hola Yoona buenas noches. Hemos recibido una llamada.—anunció el chico de mejillas rellenitas.—U-Un cadáver.—titubeó al recordar la voz de una chica anunciándole tal cosa a través de la línea telefónica. Eran ya las dos de la madrugada y tenía pensado volver a casa pero el trabajo se lo impidió.

—Vámonos, llama a Minho y al equipo para que se encargue de una ambulancia.

—Pero... ha dicho un cadáver.

—No lo sabemos con certeza, Jisung, ahora vámonos.—se abrigó y anunció por el radio a toda la instalación que se prepararan para recibirlos.

Yoona comenzó con el camino escuchando las indicaciones del GPS del auto, Jisung iba a su lado mordiéndose las uñas nerviosamente.

Al cabo de cinco minutos llegaron a su destino. Estaban en un barrio peligroso donde nadie transitaba en la noche por medidas de seguridad, visualizaron a una chica llorar y supieron que fue ella quien lo reportó cuando alzó sus brazos.

—¡Señorita por aquí! ¡Está ahí! Y-Yo estaba tirando mi basura y e-entonces lo vi, ¡por favor ayúdelo!

Jisung seguía a Yoona y a los del equipo de rescate, se quedó en una esquina cuando llegaron donde el cuerpo. La noche lluviosa lo hacía peor. Miraba con asombro donde alumbraban con sus lámparas.

Quitaron la manta que tenía encima y descubrieron un rostro joven lleno de sangre escurriendo hacia el suelo junto con las gotas de la lluvia, lo tomaron para dejarlo boca arriba y gran sorpresa se llevaron todos al ver lo que el chico escondía bajo sus brazos.

—¡Es un bebé! ¡El bebé sigue con vida!—anunció aquel hombre quitando la tela que amarraba al bebé al cuerpo del que suponían era su padre.

El llanto del bebé se escuchó por todo el callejón cuando fue separado del pecho de su padre.

Pronto la ambulancia se llevó al bebé el cual gritaba a todo pulmón.

Aquel hombre revisó el pulso del chico y se exaltó de inmediato.

—¡Está vivo! ¡Vámonos ya!—apresuró a los enfermeros para que trajeran la camilla y también se llevaron al chico en una ambulancia.—Recogeré sus cosas.—anunció agachándose en esa esquina descubriendo una mochila llena de pañales de tela y dos prendas de vestir, también había unos billetes.—Lleven esto al plantel, son las pertenencias del paciente.—anunció levantándose y suspirando con cansancio, debía llegar de inmediato al hospital para atender a los nuevos pacientes.—Jisung, cariño, no llores.

—N-No, señor Lee.

—Yoona vámonos, mi Sunggie no debió venir, el sólo recibe los reportes.—habló abrazando a su pareja y llevándolo al auto de la omega, besó su frente asegurándose de brindarle seguridad y luego volvió a su auto.

Al llegar al hospital de inmediato atendieron a ambos, el bebé ya estaba en una incubadora y estaba recibiendo atención médica.

Lo preocupante era el omega ya que presentaba marcas de constantes torturas y golpes además de que tuvo un parto mal atendido.

La noche iba a ser larga para Lee Minho y para todos los enfermeros que se encargaron de atender las heridas del omega.


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