veintiuno

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—Jeongin.

Alzó la mirada y la bajó de nuevo, estaba avergonzado.

—N-No quiero irme, señor Ho.

—No te irás cariño, no te irás.—se acercó para abrazarlo, recientemente había llegado a la habitación de Innie una nueva cuna para Jungwon y obvio que Minho sabía de quien se trataba.

—No era mi intención quejarme n-ni causarles molestias, el señor Hwang quizá malinterpretó la situación y... y-yo no pedí nada, no quiero irme.

—Que no te irás Innie, es sólo una cuna nueva y mira a Wonnie ya está más cómodo.

—¿Usted no está enojado? Yo d-debía conformarme ¿por qué compraron una cuna? No tengo como pagarles al menos que deba... q-que yo...—debo vender mi cuerpo como Kia me dijo tantas veces.

—Innie cariño, es un obsequio y los obsequios no se cobran. Además que es para Jungwon y respóndeme algo, ¿ha llorado hoy?

Jeongin se lo pensó demasiado a la respuesta tan simple que era no.

A las diez de la mañana había llegado un gran paquete a la habitación y resultó ser una cuna extremadamente elegante para Jungwon.

Changbin ayudó en armarla y desde que terminó fue que Jungwon se quedó acostadito ahí.

Sin lloriqueos, sin jadeos y sin lágrimas.

—Ni una sola vez.—contestó comenzando a morderse las uñas de manera nerviosa.—¿De verdad no fue usted?

—Que no~ y no te preocupes, el está bastante cómodo.

—P-Pero no debo estar tranquilo si no sé quién mandó la cuna.—quizá alfa ya nos encontró.—Por favor no permita que nadie mande cosas sin decir, es que n-no... no quiero que nos encuentre.—murmuró con temor aunque no fue escuchado por el mayor porque sonó aquel aparato.

—Hablamos luego Innie, debo ir a ver a Jisung.

Tan sólo caminó a donde su bebé jugueteaba tranquilamente, suspiró sintiendo la suave manta y mirando detenidamente la decoración de la cuna.

¿Quién compró tal cosa?

—Hola, holaaaaa.

—Hola señor Felix.—se levantó para hacer una reverencia y pronto el chico pasó a la habitación para ir directo a abrazarle.—¿Qué lo trae por aquí?

—Necesitaba visitarte, te extrañé.

—Oh.—bajó la mirada y se alejó del abrazo creyendo que ya era suficiente.—B-Bueno gracias por venir.

—¿Cómo has estado estos días?—dejó su mochila en el sofá y notó que el omega había bajado las manos al vientre.—¿Te ha dolido?

—U-Un poco pero... estoy tomando medicinas y el doctor Ho dice que es debido al parto.—se detuvo al darse cuenta que hablaba mucho, a nadie le interesa saber.

Ya veo, ¿lo tuviste aquí?

—¿El parto? No, fue en... o-otro lugar.

—Ah~ ¿en tu casa?

Jeongin no dio respuesta, él jamás a tenido casa y jamás la tendrá.

—¿Puedo hacerte otra pregunta?

Asintió.

—Quisiera saber, ¿por qué estás aquí? En el hospital, a eso me refiero, hace un tiempo creía que era por el parto pero me has dicho que fue en otra parte.

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