Servitude

trece

El pequeño Omega lloraba contra la esquina de la habitación, había tenido una pesadilla y temía que se hiciera realidad.

—N-No quiero...—murmuró abrazándose, cerrando con fuerza sus piernas y buscando refugio en aquella esquina.—Debo irme de aquí... ¿d-dónde está mi bebé? debo irme antes de que me usen...—comenzó a gatear pero tuvo que detenerse porque esos "cables" lo retenían a esa máquina que hacía pitidos.—No quiero estar atado... no quiero...

—¿Estás despierto?—la puerta se abrió lentamente y por ésta entró la chica llamada Lim Yoona.—Oh Jeongin te has caído, déjame ayudarte.

Jeongin quiso gritar para que no lo tocara pero no debía hacerlo, debía dejar que le hicieran cualquier cosa, se dejó sentar en la camilla y jamás alzó la mirada.

—¿Te encuentras bien?

Yoona notó sus manos temblar y la manera en la que sus lágrimas caían.

—Jeongin lo siento, te dejaré descansar.—dijo de inmediato al percatarse de su aroma amargo y de su rostro temeroso, Yoona daría lo que sea para ganarse la confianza del pequeño omega.—Hasta mañana.

—¡No!—se arrepintió de gritar cuando la chica le miró confundida.—Y-Yo no... lo siento, no quiero estar solo...—se sentía tan vacío sin su bebé, no había entendido mucho lo que el señor Ho había dicho y seguía creyendo que su bebé estaba muerto o que lo habían llevado a otro lugar.—No entiendo p-para que estoy aquí... no me han dicho que debo hacer...

—Descansar, eso es lo que debes hacer por el momento.—se acercó y tomó su mano para capturar su vista.—Debes recuperar fuerzas y sanarte, tienes heridas por todo tu cuerpo Jeongin.

—Pero...—bajó la mirada para mirar su vientre.—Me siento bien, el dolor debe estar ahí siempre, de verdad me siento bien y p-puedo hacer lo que sea, haré lo que me pida, lo prometo.

—El dolor no esta bien. El dolor no es normal.

El omega miró con sus ojitos brillando en lágrimas hacia la chica quien parecía demasiado tranquila, tenía miedo de lo que pasaría el día de mañana. Tenía miedo de todo y de tanta amabilidad.

—No le estoy entendiendo, el dolor debe estar siempre en un beta...

—Jeongin tu eres un Omega, puedo percibir tu aroma.

—Eso no es verdad y-yo no... fue sólo un momento... fue un momento y después...

—Jeongin.—llamó tomando de nuevo sus manos para que le mirara.—¿Tienes un alfa? Podemos llamarlo para qu-

—¡No! ¡No! ¡No por favor! ¡Por favor no lo llame! ¡No quiero más! ¡Ya no quiero que quite mi ropa! ¡No lo llame!—cubrió los lados de su cabeza al tan sólo imaginarlo cerca.—¡No quiero más!

Yoona se quedó perpleja ante eso, Minho apareció cuando escuchó los gritos del omega y lo vió cubrirse la cara.

—No quiero que quite mi ropa... por favor, no lo llame.—murmuró recordando las manos de Alfa y luego recordando el dolor que ese hombre desconocido le provocó por horas, dolió mucho lo que le hicieron y muy bien sabía que los alfas eran malos. No soportaría eso de nuevo.—No lo llame... no lo llame...

—Jeongin, escúchame, nadie vendrá, no lo llamaremos.—se apresuró a decir Minho acercándose rápidamente para abrazarlo, sentía su pequeño cuerpo temblar y escuchaba sus sollozos de dolor.—No llamaremos a nadie, nadie vendrá por ti.

El omega temblaba en los brazos de Minho, no entendía porque se sentía bien que estuviera apresándolo, Jeongin no sabía que sólo era un abrazo.