Prólogo

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Al compás del crujir de hojas bajo sus pasos, una misteriosa silueta, enfundada en un largo manto negro, atravesaba el solitario y oscuro bosque. Solo el gélido aliento de la noche acariciaba sus pálidas mejillas, mientras el eco ansioso de los graznidos de aves lejanas reverberaba en el aire.

Erguido frente a la entrada de una caverna, aquel dios encapuchado permanecía inmóvil, con su mirada clavada en la profundidad del abismo de dicha cueva, de donde emergía la figura de una mujer cuyo caminar era de una exquisita elegancia. En un parpadeo, aquella silueta se desfiguró, dando paso a tres mujeres que se aproximaban con una lentitud sobrecogedora.

—Hemos decidido el precio que deberás ofrendar por tu funesto deseo —declaró una de ellas, soltando una risa tenue que alborotó a los cuervos.

Arqueando una ceja, el contrario esbozó una sonrisa sombría.

—Estoy a su disposición —susurró con una voz áspera.

Las mujeres intercambiaron miradas, y una de ellas, ataviada en una capa escarlata, se aproximó a él, con un interés siniestro en sus ojos.

—Anhelamos el alma de Hyunjin —susurró, mientras su voz se alzaba por el bosque como ecos penetrantes.

—¿Hyunjin? —repitió él, dejando escapar un jadeo sofocado.

—Ese dios encierra un poder exquisito en sus venas —añadió otra de las mujeres—. Lo queremos de nuestro lado.

—Eso es imposible —resopló el contrario, en medio de risas nerviosas—. Es demasiado poderoso para desafiarlo.

Dedicándose miradas juguetonas, las tres mujeres rieron con fuerza, como si compartieran un juego interno, y el viento pareció enfurecer a su alrededor, agitando los árboles y los matorrales con violencia.

—Pero sabemos cómo captar su atención —dijo la mujer más cercana a él, con una mirada oscura—. Tráenos a su hijo, eso indudablemente lo obligará a buscarnos.

Atónito, el dios se vio obligado a mantener silencio, mientras experimentaba cómo un frío estremecedor consumía su estómago.

—¿A su hijo? —balbuceó, con una voz fría y ronca, lo que solo logró ensanchar las sonrisas de las tres figuras ante él.

—Así es. —afirmó la mujer, mientras sus ojos se tornaban tan rojos como la sangre pura.










Bienvenidos al segundo libro de Luna del inframundo, mis vinitos 🌼

Luz del Olimpo - Ícor y Sangre

Luz del Olimpo - Ícor y Sangre | Hyunlix | 2do Libro de LDIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora