Luz del Olimpo - Ícor y Sangre | Hyunlix | 2do Libro de LDI

Capítulo 19

Desde su trono, Horus inspeccionaba minuciosamente a los dioses que permanecían de pie frente a él. Ninguno desviaba la mirada; solo la tristeza pintaba sus semblantes.

Tristeza mezclada con ira.

Apoyándose en su majestuoso sillón, Horus observó a Seth a su derecha, quien con elegancia se hallaba de pie, con las manos entrelazadas a la espalda y una media sonrisa en su perfilado rostro. Sin necesidad de mirarlo una segunda vez, sabía que los ojos de Seth estaban fijos en Elián.

—Me han informado sobre su petición —suspiró Horus, dejando caer su barbilla en su mano—. Su urgencia por recibir ayuda.

Chris resopló ante el evidente desdén del dios, quien se burlaba descaradamente de ellos.

—Así es —afirmó Felix, cortando el silencio, mientras Seungmin apretaba la mano de Chris.

Horus acarició su barbilla y alzó ambas cejas, observando a Ava de pies a cabeza. Aunque lucía estupenda en telas griegas, él anhelaba ver su cuerpo en atuendos egipcios.

—Lamento decirlo —prosiguió, levantándose del trono—, pero debido a los graves problemas en el Olimpo, hay desconfianza en mi interior. —dando cortos pasos, lanzó una mirada juguetona a Seth, quien disimulaba una sonrisa—. Me veré obligado a retomar costumbres egipcias para poner a prueba la lealtad de otros dioses.

Thalassa intercambió miradas con Kynthios, mientras Ava, Elián y Felix mantenían la frente en alto con expresiones serias.

—¿Costumbres egipcias? —preguntó Seungmin, y Jisung sonrió. Agradecía tener a Seungmin en Egipto; su audacia sería necesaria.

—Si tan solo se tratara de Elián... —intervino Seth, con una voz profunda que alarmó a Felix—, pero debemos ponerlos a prueba. Al tocar nuestras tierras, al vivir bajo nuestro techo, entenderán nuestro temor a ser traicionados.

—¿Y qué te hace pensar que yo no te traicionaría? —espetó Elián, y Felix apretó la mandíbula. Su hijo era idéntico a Hyunjin.

Seth soltó una risa baja y se acercó a él, aumentando la tensión en el salón, especialmente para Felix, quien, junto a Elián, observaba de reojo al pelirrojo que miraba con descaro a su hijo.

—Acabar con la vida de un solo dios es mucho más sencillo —susurró Seth, tan próximo a Elián que Felix tuvo que tragarse su rabia, manteniendo su fachada imperturbable.

Elián no bajó la mirada; al contrario, curvó una gélida sonrisa y detalló los ojos del pelirrojo con el mismo arrebato con el que Seth se atrevía a mirarlo.

—Creí haber hecho una pregunta —interrumpió Seungmin, con una voz suave pero firme—. Que estés impresionado por Elián no sorprende a ninguno de nosotros, así que no deseábamos ver una demostración. Pregunté por las costumbres egipcias.

Seth clavó una mirada penetrante a Seungmin, pero este le sonrió en respuesta, al mismo tiempo que Thalassa bajaba la mirada para no soltar la risotada que tenía atascada en la garganta.

—Mañana se iniciarán unos torneos —intercedió Horus, atrayendo la atención de todos—. Aunque los considero más espectáculos que torneos. —sonrió burlonamente.

—Es donde conocerán nuestras costumbres —murmuró Seth, con sus ojos fijos en Seungmin.

—Son solo juegos infantiles —rió Horus, disfrutando de la oscuridad en los rostros de todos—. Y no tendrían que participar todos.

—¿En qué consisten estos "juegos infantiles"? —preguntó Felix, con dureza—. ¿Qué se debe hacer o qué acostumbran hacer?

Horus sonrió y observó a Seth, quien también sonreía.