Capítulo 21

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El tiempo transcurría con una tortuosa lentitud mientras los ojos de Seth y Hyunjin sostenían una despiadada lucha de gélidas miradas. La tensión envolvía a todos con una fuerza que les dejaba sin aliento, como neblina oscura que emanaba del desprecio de aquellos dioses.

Seth bajó la mirada, controlando su respiración. Los ojos de Hyunjin eran los de una bestia sedienta, centrados únicamente en el cuerpo de un egipcio: él.

—Quiero estar a solas con el príncipe Hyunjin —ordenó, dirigendo una rápida mirada a Horus, quien asintió antes de observar con seriedad al pelinegro que no apartaba sus ojos de Seth.

Elián apretó la mano de Hyunjin con preocupación, pero este indicó que obedeciera con una media sonrisa. El rubio cruzó una recelosa mirada con Seth y abandonó el lugar, viendo cómo Horus se alejaba tomando la mano de Ava, lo que lo hizo maldecir en su interior y apresurar sus pasos para desaparecer.

Kynthios se marchó con Thalassa, Anubis se retiró seguido por su guardia, Neftis y Hathor, quienes mostraban fascinación por Hyunjin.

Al quedarse solos en el inmenso salón que parecía cerrarse a su alrededor, bloqueando su respiración, Seth y Hyunjin dieron espacio al silencio, anticipando una fuerte batalla de palabras hirientes.

—Sé cuánto amas a Elián —comenzó Seth, pero Hyunjin permaneció callado—. Lo noto por cómo lo miras y por esta reacción —señaló la estatua, mientras el pelinegro desviaba la mirada a las grietas que había creado con el bidente.

—Esta reacción no es nada comparada con lo que haré si no lo dejas en paz —masculló, volviendo su atención a Seth, quien entreabrió los labios, perplejo.

—Yo no busqué a Elián —dijo el contrario, dando un paso hacia él—. Tu hijo vino a mí porque me necesitaba.

—Te necesitaba —repitió Hyunjin, enfatizando la última palabra—. Ya no.

Seth soltó una risa amarga y pasó una mano por su cabello.

—¿Por qué crees que ya no me necesita? —preguntó con seriedad.

—Necesitaba tus tropas, nada más. ¿Por qué más querría tenerte en su vida?

Seth apretó su mandíbula y tragó la rabia que empezaba a desarmar su serenidad.

—No sé —murmuró con voz gruesa—, pregúntaselo a él. Pero no olvides que lo mismo se podía pensar de ti cuando perseguías a Felix.

Hyunjin alzó ambas cejas, observándolo en silencio.

—Ve a Grecia y pregunta a los dioses o incluso a los humanos qué opinaban de que el hijo del dios del sol fuera manchado por la oscuridad del hijo de Hades —añadió Seth con una media sonrisa, pero Hyunjin cortó sus palabras, tomándolo con violencia de la capa para acercarlo más.

—¿Qué quieres, Seth? —preguntó, arrastrando las palabras con furia— Y piénsalo dos veces antes de pronunciar el nombre de mi hijo.

Seth detalló el rojo que volvía a inundar los ojos de Hyunjin y sonrió.

—Solo quiero recordarte que una vez estuviste en mi lugar... —susurró— deseando el sol, aun en tu miserable oscuridad.

Hyunjin lo lanzó lejos con un fuerte empujón, haciendo que el cuerpo del pelirrojo impactara contra la mesa. Las copas y los platos cayeron al piso, volviéndose añicos en medio de ensordecedores sonidos.

Seth se levantó rápidamente, sacudiendo su capa roja con movimientos bruscos, mientras veía a Hyunjin alejarse hacia las puertas principales.

—¡Si quieres que haga las paces contigo, lo haré! —exclamó, frenando los pasos del pelinegro—. Realmente quiero que nos llevemos bien, por Elián.

Luz del Olimpo - Ícor y Sangre | Hyunlix | 2do Libro de LDIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora