Capítulo 17

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Helios acariciaba la pulcra madera de la recién estrenada mesa del consejo, su figura resposaba en un sillón, mientras sus dedos trazaban surcos en ese material de tono marrón. Los rayos solares, que se filtraban por cada rendija del salón, anunciaban otro día sin la presencia de Hades.

A lo lejos, escuchaba pasos y el crujir de las sillas al desplazarse. Las respiraciones profundas y la dulce voz de Selene llenaban el espacio, quien parecía estar saludando a todos. Cada palabra de su esposa sonaba más quebrantada que la anterior, evidenciando el dolor que intentaba disimular, solo para pretender estar bien para los demás, lo que acostumbraba hacer siempre.

—No deseo prolongar esta reunión —manifestó Helios, alzando la mirada hacia todos los presentes—. Quiero ser preciso y claro con lo que tengo por decir.

Selene los observó en silencio. En la mesa, la ausencia de Ares, Hyunjin, Perséfone, Afrodita y Jeongin se hacía palpable. El temor se reflejaba en las expresiones de los presentes, mezclado con la tristeza que se adueñaba de esas cuatro paredes.

Chris era el único que mostraba un semblante oscuro, acompañado por varios hombres de su tropa que se erguían detrás de él, firmes y con el mentón en alto.

—Nos han arrebatado a Hades —Helios se levantó del sillón, apoyando sus manos en la mesa, observándolos con cautela—. Han atentado contra la vida de Hyunjin y Felix. —Selene y Felix intercambiaron miradas llenas de pesar—. Quieren debilitarnos, y no hay mejor forma de hacerlo que atacar a nuestros seres queridos. A Perséfone y Hyunjin los han reducido a polvo al tocar a Hades. Intentaron lo mismo con Elián al atacar a sus padres. Lo peor es que apuntan a los dioses más fuertes del Olimpo.

Deméter inclinó la cabeza y enjugó las lágrimas que se liberaban.

—Esto implica —continuó Helios— que el enemigo está en Grecia y conoce nuestras debilidades. Solo alguien que haya convivido con nosotros puede ser tan certero al atacar. —Hizo una pausa para evaluar los rostros presentes—. Aunque me cueste decirlo, dudo que los egipcios estén involucrados, a menos que alguien de Grecia se haya aliado con ellos.

El silencio se instaló como el mejor compañero ante el dolor, ninguno de los presentes se atrevía a hablar.

—Pensemos en aquellos a quienes hemos dejado sin sus seres queridos —las palabras de Helios captaron todas las miradas—. Recordemos a quiénes les hemos quitado miembros de sus familias.

—Changbin —musitó Selene, con la mirada clavada en la mesa.

—Ares y Afrodita —añadió Felix, lanzando una mirada vacía a Minho, pero este solo observaba la mano de Jisung que apretaba la suya.

Helios asintió y los miró a cada uno hasta que sus ojos se encontraron con los de Rodo, quien lo observaba con labios temblorosos.

—Jeongin. —murmuró el rubio, y Rodo apartó la mirada.

Helios cortó el duro juicio que sus ojos le sostenían a la castaña y dirigió su atención a Chris.

—Trae a Jeongin, Ares y Afrodita, lo más pronto posible —ordenó, y Chris asintió con una mirada encolerizada.

—Trae a Jeongin, Ares y Afrodita, lo más pronto posible —ordenó, y Chris asintió con una mirada encolerizada

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Luz del Olimpo - Ícor y Sangre | Hyunlix | 2do Libro de LDIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora