Capítulo 6

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Acomodado frente a la chimenea de su recámara, Felix buscó con ansias el calor, mientras la debilidad se adentraba en cada fibra de su cuerpo. Resguardando sus manos dentro de las mangas de su bata de seda dorada, giró la cabeza hacia la amplia cama, donde observó a Hyunjin durmiendo plácidamente con Elián reposando en su pecho. Ambos parecían sumidos en un sueño profundo, lo que dibujó una tierna sonrisa en su rostro.

Dirigiendo su atención hacia otro rincón de la habitación, observó cómo la luz del amanecer empezaba a colarse, traspasando las cortinas que había cerrado cuidadosamente para mantener alejado el frío. Levantándose del sillón con pasos sigilosos, se acercó a la ventana, abriéndola con cuidado para no perturbar el sueño de Hyunjin y Elián.

De brazos cruzados y sintiendo nuevamente cómo el frío matutino lo envolvía por completo, centró su mirada en el sol que besaba el horizonte, pero ligeros golpes en su puerta llamaron su atención y, con paso apresurado, abrió de inmediato, encontrándose con Selene y Helios, quienes lo miraban con semblantes afectuosos.

Selene le dio un beso en la mejilla y frunció el ceño al notar las ojeras en el rostro del menor, pero él rápidamente les hizo pasar, tratando de evitar que su madre se preocupara demasiado por su salud.

—Oh, pero si mi ahijado está aquí y... —Selene se detuvo al ver a Hyunjin durmiendo con Elián en su pecho, con uno de sus brazos sosteniendo firmemente al bebé. Volviendo la mirada hacia Felix, notó cómo su hijo también sonreía con ternura mientras los observaba dormir.

—¿Lo amenazaste? —preguntó Helios, lo que hizo que Felix soltara una risa, mientras Selene rodaba los ojos.

—Más o menos. —murmuró el menor, centrando sus ojos en el jarrón que seguía escondido en una esquina.

—Cariño —continuó Selene—, pensamos que estabas solo, por eso pasamos a verte, pero volveremos más tarde.

—No —Felix tomó las manos de su madre y sonrió— ¿Ocurrió algo importante?

—Nos preocupa tu debilidad. —respondió Helios, cerrando la puerta tras de sí— ¿Vas a seguir transfiriendo tus poderes a Elián?

—Por supuesto. —murmuró Felix con suavidad—. Elián aún es muy vulnerable. No quiero que sea un humano indefenso, especialmente siendo hijo de los herederos del Olimpo y el Inframundo. ¿Puedes imaginar cuántos ojos estarán puestos en él?

—¿Nuestro hijo? —Selene repitió con ojos vidriosos— ¿Hyunjin lo ha aceptado como su hijo?

Felix asintió con una pequeña sonrisa, sintiendo el calor subir a sus mejillas. Ni él podía creer la felicidad que estaba viviendo, parecía un sueño, pero si lo era, deseaba permanecer en él eternamente.

—Entonces —intervino Helios—, deben unir sus poderes. Deja que Hyunjin te ayude. Esto es demasiado para ti.

—Pero tengo los poderes de Changbin dentro de mí, no puedo unirlos con los de Hyunjin. Eso mataría a Elián de inmediato.

—Y a mi ahijado. —susurró Selene, sin apartar la vista de Hyunjin y el bebé.

—Sacaré los malditos poderes de Changbin de tu interior. —masculló Helios.

—¡No! —exclamaron Selene y Felix al unísono.

—Ya está decidido. Changbin dejará de ser un problema en tu matrimonio. Además, no puedo permitir que mi nieto herede esos repulsivos poderes.

Observando a Felix, Selene guardó silencio, consciente de que su esposo no cambiaría de parecer. En parte, compartía su opinión; deseaba borrar cualquier huella de la influencia de Zeus en sus vidas, y Changbin representaba un obstáculo considerable.

Luz del Olimpo - Ícor y Sangre | Hyunlix | 2do Libro de LDIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora