NARRA BRUNO.
¡Agarren sus brazos!, ¡no dejen que se mueva!, escucho decir a los que parecen para médicos justo antes de sentir un pinchazo, que trae consigo un leve dolor mientras inyectan la anestesia para poder contener mi ira, después de unos minutos mi vista se torna borrosa y una tranquilidad me ata fuertemente al sueño y espero no sea profundo.
¡Bruno!, ¡no me hagas dormir!, ¡no quiero dormir!.- grita en mi interior.- me rehusó a calmar me pero la voluntad de Bruno se hace más fuerte ¿Qué lo motiva?-Dice en mi interior aquel ser que quiero esconder.
Siento una punzada dolorosa en mis brazos decido abrir lentamente mis ojos en cuanto siento un gran bulto a mi lado derecho; mis piernas las siento entumecidas, mi mirada vaga por aquella habitación blanca, tiene cuadros grises o al menos eso mis retinas captan.
Giro un poco mi cuello y allí está la única mujer que puede amarme en esta tierra, a si es mi blanda, hermosa, vanidosa y controladora madre, está dormida a mi lado, me muevo lentamente mientras saco las dolorosas agujas incrustadas en mis brazos, descanso mi peso en la cama poco cómoda de aquella habitación, mis ojos se sierran, pero no dormiré solo reposare; no permitiré que "el" vuelva a salir de la oscuridad.
Luego de unas horas un señor con barba graciosa y con bata blanca entra a la habitación despertándonos espantosamente con su voz rasposa y su tono engreído.
-Buenos días hijo mío.-Dice mi madre acariciando tierna-mente mi rostro, mientras una sonrisa se estampa en su rostro, no puedo evitar sonreír de vuelta mientras esta besa mi frente.
- ¿Falta alguien en la familia?- Pregunta el doctor Smith, si se preguntan cómo lo sé si acabo de levantar me, pues no fue difícil saber lo una vez leo su apellido en la bata de doctor bien planchada que lleva.
- No falta nadie.-Respondo de inmediato justo antes de que la puerta se abre dejando lo ver a él, aquel hombre que ha sacado la familia adelante, aquel hombre que nos trae regalos por cada ciudad que pisa, aquel hombre que jugaba conmigo algunos fines de semanas pero que me dejo encerrado por años dentro de aquel centro médico psiquiátrico.
-Ya que estamos todos listos por favor escuchen con atención.-Dice el doctor atrayendo la atención a un más de toda mi pequeña familia.
-Doctor Smith, no se preocupe por lo que descubrió, llamaremos a nuestro doctor de confianza.-Dice mi padre adelantando se a mis pensamientos, si hay algo en lo que podemos coincidir es en la forma de pensar.
-Pero deben saber esto.-Insiste el doctor.-El chico hay que hacerle más estudios, al parecer fue un ataque epiléptico agresivo, por eso el joven se descontrolo.-Anuncia este.
-No hace falta hoy mismo viajaremos a Paris, para que el doctor Martínez medique a mi hijo, le agradezco su dedicación en este caso, por favor comience a tramitar la salida de mi hijo.-Le indica mi madre mientras este no sabe ni que decir.
Después de ignorar cualquier tipo de informe del doctor y que mi padre lo comprara haciendo que borre mi historial de ese hospital nos marchamos a Paris el cual desde hoy será mi nuevo hogar, lo que en verdad no me interesa.
****
-Doctor mi hijo no va a ser internado nuevamente.-Dice mi madre caminando por todas partes.
-Es necesario.-Dice el doctor Martínez mirando me fijamente.
-Dos veces no cometeré el mismo error.-Dice mi padre levantando se dé su cómodo asiento y posando se frente a mí, me toma entre sus brazos y me abraza fuertemente.-Busque otra solución, mi hijo no se ira de mi lado nunca más.-Dictamina el con voz firme y segura.
-La otra solución es tenerlo drogado constantemente.-Todos miramos al doctor mientras abre su maletín diciendo: Sabia que tendría que buscar otra forma de manejar esta situación, deja salir un bufido y cortante mente absorbe un líquido espeso de un pequeño contenedor presurizado.
-Explique.-Digo yo interesado en la nueva solución que me han anunciado.
-Me alegra que cooperes, todo depende de ti.-Dice el doctor insinuando me que le estire el brazo para inyectar el fluido médico.
Una vez está en mi cuerpo, siento un fuerte dolor de cabeza y pronto me encuentro perdiendo la conciencia.
-¿Cómo funciona este medicamento?.- Pregunto 1 hora y media después de haber me medicado.
-Muy fácil, este medicamento segrega una toxina en la parte del cerebro que controla tu enfermedad "Trastorno de identidad disociativo" (Presencia de dos o más identidades o estados de personalidad (cada una con un patrón propio y relativamente persistente de percepción, interacción y concepción del entorno y de sí mismo)., haciendo que se bloque los sentidos de esa parte del cerebro temporalmente, te debes inyectar esto cada 12 horas.
-Entonces técnicamente, después de inyectar el medicamento no puede volver a salir mi otro yo.-Digo sonriendo como un estúpido, considerando la posibilidad de tener una vida normal y digna de mí.
-NO, lo que te digo es que disminuye el porcentaje de veces en que posiblemente salga tu otra personalidad.
-No importa, para mi desde hoy hay un nuevo comienzo.-Salgo de mi cama y pronto estoy como un idiota disfrutando de mi vida.
***
Han pasado dos años desde que comencé el tratamiento, dos años en donde he disfrutado cada segundo, dos años en donde ni una sola vez ha salido a quien he denominada ARES.
No puedo quejarme de mi cuerpo, este se ha desarrollado, tengo bien formado mis brazos y piernas, mejor no hablo de mi abdomen, mis ojos cafés me consiguen muchas oportunidades, las relaciones de mi padre hicieron que mis estudios fueran acorde a mi edad, y si se preguntan ¿Cuántos años tengo?, me enorgulleceré de decir que solo tengo 19 años, los cuales hasta hace dos años habían sido de torturas pero desde un tiempo para acá, he empezado lo que he llamado mi otra dimensión.
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Las dos caras de Bruno.
Romance-¿Que es lo que te ocurre?.- le digo dando le una bofetada.- te he dicho que no quiero estar mas contigo, no me busque mas.- le digo saliendo de mi casa. -No me importa.- lo escucho susurrar, mientras sus fuertes brazos me cargan hacia su auto. ...