NARRA ABIGAIL PASTRANA.
Los rayos del sol comenzaban a maltratar mis ojos, remuevo un poco mi cuerpo y me encuentro con una suavidad extrema en mis dedos, pocas veces había sentido esta delicadeza que se adhería a mi piel.
Lentamente voy abriendo mis ojos, comienzo a reparar todo a mí alrededor no reconozco nada de lo que aquí se encuentra, mis ojos se enfrascan en unos cuadros con pinturas abstractas pero que a la ves siento que tienen algún sentido, creo que me reflejan en este instante.
Mis pies poco a poco comienzan a cargar mi peso, lentamente camino por todo eso, es una hermosa habitación color rosa pálido con flores en otoño pintadas en las paredes.
Pronto los recuerdos llegan a mi mente, ¡soy la novia de Bruno! Comienzo a dar pequeños saltos de niña enamorada por toda la habitación, lo último que recuerdo es que me quede dormida en su auto, tal vez no quiso despertarme y decidió traerme a su departamento.
La curiosidad se apodera de mí, comienzo a observar cada detalle de esa habitación, hay una ventana justo enfrente de la cama, hay dos puertas supongo que una de ellas es el baño y la otra la salida, pronto mis sospechas son confirmadas al ver tanta majestuosidad en la primera puerta, si ese era el baño no quería saber cómo era la cocina, era gigante creo que tenía el tamaño de mi cuarto.
Todo era elegante y bien diseñado, mis manos rozan cada lugar realmente quiero vivir así, quiero una vida llena de todos los lujos que no he podido tener, quiero que mi familia lo disfrute, por cosas como estas es que estudio y nadie me va a parar.- ¡Quiero ser grande!-Comienzo a susurrar con entusiasmo.
Al salir de la habitación me mata la curiosidad por saber dónde está durmiendo Bruno, en ese momento un pensamiento se me viene a la cabeza.
¿Por qué Bruno cambio de parecer?, al principio se veía tan decidido a ignorar me, tengo que aclarar todo eso apenas tenga el espacio.
Tras a ver revisado 3 habitaciones ya me estoy sintiendo un poco frustrada de no encontrarlo, mis pies se posicionan enfrente de la última habitación.
Lenta mente abro la puerta y veo como esta todo a oscuras, las cortinas estaban obstruyendo la luz del sol, mis ojos se posicionan en aquel hombre con facciones tranquilas, esos brazos fuertes reposados en la seda que cubre la cama, me acerco sin causar ruido, me siento a su lado con la mayor delicadeza y cuidado que alguien podría llegar a tener.
Lo observo tan tranquilo, Bruno es tan lindo, tan bello, realmente me gusta, el amor es para tontos pero por el yo quiero ser la mayor tonta que ha nacido.
Mis dedos comienzan a delinear su rostro, gravando lo en mi mente como si fuera la última vez que mis ojos lo vieran, luego bajan por su cuello y siguen su camino hasta sus brazos, no puedo dejar de mirar sus labios secos, me acerco lentamente hasta llegar a rozarlos con el mayor cuidado que alguien puede tener, no quiero despertar lo, se ve tan tranquilo que sería una injusticia que se despertara.
Me separo de el con la intensión de hacerle algo de comer, bajo rápidamente por las escaleras, voy a la cocina y comienzo a sacar arbitrariamente todos los ingredientes que allí encuentro.
Al tener todo listo subo de nuevo y me siento a su lado a esperar que sus ojos se abran, besarlo y aclarar mis dudas.
NARRA BRUNO MARTIN.
Me remuevo un poco, detesto tomar esa dosis duermo casi 12 horas después que este en mi cuerpo, al abrir mis ojos primero que veo es a Abigail sentada con una bandeja al lado de mi cama, sus ojos están perdidos en el vacío.
-Hola.-Digo estirando mi cuerpo, atrayendo su atención mientras ella al escucharme se levanta rápidamente.
-Hola.-Dice ella sorprendida creo que por tal impresión se le cae la bandeja de sus manos., quedando toda la comida revuelta en el suelo.
-¿Estas bien?-Pregunto un poco divertido viendo la escena.
-Sí, es que, ¡rayos!-Dice ella bajando a recoger el reguero.
-Tranquila.-Digo apurando me a ayudarla.-Deja eso, en unas horas llega Mery la chica que me ayuda en la departamento.
-Que tonta, disculpa.-Dice mientras va recogiendo las cosas regadas.
-Abigail.-Digo atrayendo su atención.-Deja de recoger estas cosas.-Digo firme mientras ella me mira apenada pero veo una pisca de furia hacia ella en sus ojos.
-Se suponía que tú te comerías todo esto.-Dice decepcionada.-Llevo horas esperando a que despertaras.-Dice con toda sinceridad.
-Hermosa, te agradezco todo esto.-Le digo atrayendo sus labios a los míos.-Pero ya no importa, me duele más a mí no a ver comido esto que seguro estaba delicioso.-Le termino de soltar volviendo a besar sus suaves labios.-Duermo demasiado.-Le digo mientras sonrió y la ayudo a levantarme.
-Eso ya me queda claro.-Dice mientras me mira soltando una sonrisa nerviosa.-Si lo hubiera sabido te hubiera despertado.-Me dice.
-Eso hubiera sido una buena idea.-Digo alejando me y entrando a mi baño.
-Que hermoso departamento.-La escucho decir mientras arreglo las cosas de mi baño para darme una ducha.
-Gracias.-Le digo.-Me baño y salimos a desayunar.-Le menciono un poco alto.
-Querrás decir almorzar.-Dice a mis espaldas.
-¿Que dices?-Pregunto mirando la extrañado.
-Son las 12 del medio día.-Dice mostrando un reloj como evidencia que ha tomado de una mesa de madera tallada en una esquina de mi cuarto.
-Entonces saldremos a almorzar.-Digo esbozando una sonrisa forzada.
-Está bien.-Dice mientras solo me observa.
Comienzo a quitarme la camisa bajo la atenta mirada de Abigail, al desabrochar mi pantalones y posicionar mis manos justo en sus bordes para deslizarlo y sacar lo de mi cuerpo, giro a verla, ella solo se encuentra observando cada movimiento que hago, mientras su mirada es como la de una niña cuando mira algo que le gusta.
-¿Vas a quedarte allí?-Pregunto con una sonrisa ladeada.- ¿Vas a bañarte conmigo?-Pregunto mirando su cara de asombro al saber que la he pillado.
-No, disculpa.-Dice ella saliendo del baño casi corriendo.
Dejo salir unas carcajadas, mientras cierro la puerta.
Hasta aquí este capítulo gracias por leer... perdonen la demora....
Nos leemos luego.
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Las dos caras de Bruno.
Romansa-¿Que es lo que te ocurre?.- le digo dando le una bofetada.- te he dicho que no quiero estar mas contigo, no me busque mas.- le digo saliendo de mi casa. -No me importa.- lo escucho susurrar, mientras sus fuertes brazos me cargan hacia su auto. ...