-Al fin me abres.-Digo cuando veo a Milan en ropa interior de tras de la puerta.
-¿Que haces aquí?.-Pregunta indiferente sin todavía permitirme entrar a su casa.
-¿Recuerdas que hoy es la pijamada? o tan siquiera eso me dijo Marcos.-Digo burlona, mientras que ella hace una mueca en su cara.
-Vete, hoy tengo ánimos para matar a alguien.-Dice intentando cerrar la puerta.
-No me interesa si quieres, pero ya no puedo volver a mi casa.-Digo mientras atravieso el pie entre la puerta y la pared.
-Deja de molestar Abigail, no tengo ánimos.- Dice absorbiendo su nariz... y es allí donde me doy cuenta de que ha estado llorando, lo único que se me ocurre pensar es pensar en Marcos como causante de esto.
-Milán, si necesitas a alguien aquí estoy.-Digo empujando chistosamente su puerta y alejando su cuerpo a la fuerza de esta.
-No, yo nací sola; no te necesito para nada.-Dice haciendo se la fuerte mientras se da la vuelta.
Al detallar la lentamente observo que a un tiene marcas de aruños en algunas partes del cuerpo, como sus brazos, sus piernas, pero también tiene moretones un poco recientes, los cuales llaman mi atención.
-Ya estoy adentro a si que ni modo.-Digo sentando me en uno de sus sillones.
-Estoy muy cansada como para gastar mi tiempo contigo, a si que has lo que quieras.-Dice Milán mientras sube las escaleras hasta lo que creo es su habitación.
Antes de que siquiera tocara el ultimo escalón, escuchamos el timbre resonar en nuestros oídos, esta baja resoplando cansada mientras que yo me levanto de la comodidad del sillón y rápidamente observo por la mirilla de la puerta antes de que Milán la abra.
-¿Quien es?.-Pregunta en susurros con la mano en la manija de la puerta.
Al acercar mis ojos a la mirilla me percato que es Marcos, el cual no se ve muy bien que digamos.
-Es Marcos.-Respondo mientras veo como su cara se vuelve pálida de repente, esta me mira con preocupación y tristeza, comienza a caminar por todas partes como loca, el sonido del timbre nos hace saltar de nuestros lugares, al parecer Marcos esta muy desesperado.
-Ábrele.-Digo agarrando la por los hombros, noto su duda en la mirada que me regala a si que decido abrir la puerta y esconderme detrás de esta, logrando a si que de sorpresa esta se encuentre frente a Marcos.
Narra Milán.
De imprevisto siento el aire frió de la noche entrar por mi puerta, maldigo a la tonta de Abigail que abrió la puerta de repente, sin dar me tiempo a reaccionar.
-¿Podemos hablar?, ya no soporto estar lejos de ti.-Escucho a Marcos decir, mientras se acerca y toma en sus manos mi cara, es allí donde me percato de sus manos congeladas por el frió de la noche invernal.
-No quiero.-Contesto mientras doy unos pasos hacia tras, a un que lo ame, no quiero seguir siendo una masoquista
-No te lo estoy preguntando Milán, me escucharas quieras o no.-Lo escucho decir posesiva mente mientras que yo simplemente le sostenía la mirada y trataba de pensar algo para evitar esa conversación tan incomoda.
-Por si no me has visto bien, ni siquiera estoy vestida adecuadamente.-Digo encontrando la excusa perfecta.
-Entonces hablaremos dentro de tu casa.-Dice tratando de entrar mientras yo me opongo a su acto, mientras obstaculizo su paso con mi cuerpo.
-No quie...-Me es imposible continuar con mi comentario ya que sus labios aprisionan a los míos, tras este acto no puedo evitar derramar algunas lagrimas, realmente me duele lo que esta pasando.
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Las dos caras de Bruno.
Romance-¿Que es lo que te ocurre?.- le digo dando le una bofetada.- te he dicho que no quiero estar mas contigo, no me busque mas.- le digo saliendo de mi casa. -No me importa.- lo escucho susurrar, mientras sus fuertes brazos me cargan hacia su auto. ...