семна́дцать¹⁷

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Es hermoso, los arboles frente a mi se ven gigantes y muchos de ellos ya empiezan a perder sus hojas por el invierno, pero eso solo le da una pizca a esa belleza frente a mi, salimos en medio de un claro lleno de flores que empiezan a marchitar por el frío del otoño, pero todo se ve tan hermoso, una belleza inigualable.

Había olvidado lo precioso del mundo exterior en su soledad, la naturaleza se había recuperado muchísimo y nuevas especies de plantas habían empezado a surgir de las fértiles tierras, apesar de la catástrofe que la humanidad vivió, la naturaleza pareció haber disfrutado de esto y eso se podía notar en su clara recuperación y belleza frente a mi.

Me quite la máscara sin darme cuenta de lo que hacía, inhale fuertemente el aire del exterior y al soltarlo humo blanco salió de mi boca, reí eufóricamente y empecé a dar vueltas con mis brazos extendidos mirando al cielo y riendo fuertemente de felicidad, había vuelto a donde pertenecía.

No me pare a esperar a Rachel, corrí un poco alejándome de la extraña cueva y me lancé sobre los montones de hojas caídas que hay a los lados de los árboles, reí como una pequeña y disfrute de revolcarme en el piso.

Me quedé acostada sobre el húmedo pasto mirando el nublado cielo, todo es tan hermoso y silencioso aquí fuera, suspiré llenando mis pulmones de aire fresco y lo solté nuevamente en un gemido de satisfacción.

-¿Qué se siente? -La voz dentro de mis Audífonos me asustó un poco, había olvidado que estaba acompañada, volteé a ver a Rachel con una gran sonrisa en mi rostro.

-Se siente hermoso -Contesté feliz, tome otra bocanada de aire -Huele a libertad, se siente bien, se siente hermoso, ésto... Ésto es la verdadera vida -Cerre mis ojos disfrutando del ambiente y de mi creciente felicidad y tranquilidad.

-Siento interrumpir tu felicidad Nor... Pero debemos irnos -Se paró frente a mi extendiéndome su mano para ayudarme a levantar.

Yo sonreí en comprensión, me levanté con su ayuda y la seguí al extraño auto que hay frente a la cueva; suspiré, volvería detodas formas, está belleza no ira a ningún lado.

Subimos a un auto extraño, no tiene techo y sus llantas son muy grandes, las puertas se cierran con un seguro manual, hay solo una persona en la parte de alfrente y este va igual de trajeado que Rachel, solo que su traje es de color azul.

Arrancamos en dirección a la ciudad, y en todo el camino solo pude disfrutar del frío aire que golpea mi rostro, deleité mis ojos de la belleza que nos rodea, estaba tan ensimismada en mi felicidad que olvide el frío que hacía; los temblores en mi cuerpo volvieron, busque con la mirada los abrigos que Rachel había nombrado y los encontré en el piso del auto, tome el más grueso y me envolví en el.

-Llegamos -Una voz masculina nos informó -Yo las acompaño hasta aquí, estaré en esta misma parte todos los días hasta las seis de la tarde, después de esa hora me iré y volveré al siguiente día a las diez, tengan eso en cuenta por favor -Nosotras asentimos y bajamos del auto.

La ciudad frente a mi no es el misma Seattle que yo había dejado hace unos meses atrás, todo se ve distinto, más verde y los grandes rascacielos que antes se veían desde la salida habían desaparecido.

Empezamos nuestra caminata hasta acercarnos cada vez más a la ciudad, cada que nos acercamos puedo ver los edificios caídos y sostenidos por los escombros del edificio vecino, hay mucho escombro en las carreteras, grandes raíces y plantas abrazan las estructuras de edificios y casas, todo se ve hermosamente aterrador.

-¿Creés que hayan mutado? -Pregunté.

-¿A qué te refieres? -Contestó Rachel.

Mire a nuestro alrededor girando sobre mi eje -Ya sabes, el oxígeno se volvió venenoso para los seres vivos, pero quizás se purificó de manera que solo beneficia a las plantas -Señale todos los tallos y raíces que nos rodean -Se ven muy grandes.

Exterminio [Saga NK64]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora