девятнадцать¹⁹

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Corre -Le dije.

La vi dudar, pero no hay tiempo para eso tome su muñeca y me eche a correr con ella tropezándose a mi espalda, si algo bueno me dejó el vivir en la superficie sola, es esto, mi velocidad y resistencia; huir de edificios desplomándose tiene su lado bueno después de todo.

Corrimos tan rápido como se nos permitio, el aire helado hacia arder mis pulmones, corrimos por tanto tiempo que perdí la cuenta de cuánto llevamos en estas, mis muslos ardieron y cada respiración se volvía más dolorosa y corta, Rachel cayó de golpe a mi espalda.

-No es momento de descansar -Dije molesta al verla tirada en el piso -Rachel -Cuando me acerque a ella la vi desmayada -Maldición -Tome mis cabellos entre mis manos, mire alrededor desesperada, la lluvia viene pisándonos los talones.

No tengo otra opción más que cargarla e intentar correr con ella a mi espalda, arrastrarla no es una posibilidad la fricción del traje contra el asfalto craquelado puede causarle filtraciones y dañar a Rachel; hice todo lo que recordaba de mis entrenamientos en años posteriores, la acosté boca arriba, puse mis pies sobre los suyos y hale sus brazos hacia mi con toda mi fuerza, cuando la tuve prácticamente cara a cara me di cuenta que no voy a poder llevarla conmigo de esta manera, Rachel me pasa por más de una cabeza y su peso es mucho mayor a lo que mi cuerpo se acostumbro a cargar en los últimos meses.

-¿Qué hago? -Pregunté viendo su rostro pálido y sus ojos cerrados, en esa misma posición di pasos hacia atrás llevándola conmigo al árbol más cercano para poder recostar su espalda contra algo sólido.

Cuando la tuve sentada contra un pesado tronco, me puse en cuclillas dándole la espalda, tomé sus manos y las pase por encima de mis hombros sosteniéndolas en mi pecho y apretándolas con mi mentón, puse toda mi fuerza en mis piernas para poder echarme hacia arriba con sus piernas en mi cintura.

-¡Maldición! -Exclame una vez me puse de pie sintiendo su peso contra mi.

Con toda mi fuerza centrada en mis piernas me eche a correr a pasos muy pesados y lentos, me siento como si corriera en una piscina muy profunda; sentí el sudor recorrer mi frente, mis brazos ardieron y el hormigueo empezó a correr por todo mi cuerpo, Rachel es malditamente pesada para mí, pero no es una opción dejarla aquí tirada; puede que su traje la ayude a permanecer más tiempo con vida, puede que me dé un chance de llegar al búnker y pedir ayuda pero no es seguro. Tampoco es seguro ir corriendo con ella echada en mi espalda, pero es la mejor opción que tengo.

Vi el asfalto oscurecer con pequeñas chispas de agua, el cielo en algún momento se había tornado amarillo con nubes verdosas, sentí la adrenalina volver a mi cuerpo una vez que la primera gota tocó mi brazo y el ardor infernal recorrió mis nervios.

No tengo conocimiento de donde saque la fuerza que me hizo aumentar mi velocidad; mis piernas se torcían a cada paso pesado y rápido que daba, corrí, corrí tanto como pude pero la lluvia empezó a hacerse más intensa, en los lugares donde el agua tocaba mi cuerpo se empezaron a formar ampollas, mi cabello empezó a gotear; aún así decidí ignorar todo eso, tenía que llegar a mi destino, tengo que ponernos a salvo. Es mi deber.

La pequeña llovizna que antes había se transformó en una tormenta, fuertes ventarrones hacen que mi cuerpo se tambaleé de un lado a otro, toda mi piel arde, quema, mis labios estan rotos de toda la fuerza que ejerzo sobre ellos con mis dientes en un vano intento de suprimir el ardor.

-Vamos, vamos, yo puedo con esto -Susurré dando un pesado y lento paso, ya mis piernas no responden más, Rachel esta cada vez más pesada -No vamos a morir aquí, no lo voy a permitir -Dije al caer de rodillas sobre el húmedo asfalto.

Rachel cayó aún lado mío, su casco golpeó fuertemente contra el asfalto y su careta pareció tener una fisura.

-¡Maldita sea! -Grite enojada y asustada -¿Qué clase de suerte es esta? -Dije revisando que tan profunda es la fisura, no parece haber filtraciones, aún así quite mi blusa y la puse sobre el casco de Rachel lo envolví tanto como la elasticidad de mi blusa lo permitió y abrace su cabeza contra mi pecho, protegiendola de cualquier peligro -¿Qué clase de maldición estoy cargando? -Susurré pegando mi rostro contra su casco, buscando protegerme de las gotas que empiezan a chorrear por mi frente y mejillas -No te preocupes Rachel, voy a llevarnos vivas al búnker. Esta es mi manera de agradecerte por acompañarme en Seattle.

Exterminio [Saga NK64]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora