Sabias advertencias

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Madeleine había tomado el brazo a Remus Lupin y ambos se fueron por aparición hacia el Colegio de Magia y Hechicería Hogwarts.

Al llegar a la reja, Remus la tocó con su varita y pudieron entrar, posteriormente, una vez dentro del terreno, volvió a tocarla con su varita para dejarla intacta.

Se fueron por todo el camino riendo y conversando ambos profesores, cuando de repente el licántropo le dijo a la bruja.

No podrás mantener acá el secreto por mucho tiempo guardado- dijo Lupin.

¿A cuál secreto te refieres?- preguntó Madeleine.

Sobre el padre de tu hija- le contestó el profesor de DCAO- verás, cuando llegue el momento de seleccionarlos a sus casas- continuó diciendo- te acordarás que McGonagall nombraba a la persona con nombre y apellido.

Si recuerdo eso- le dijo la bruja.

Y ¿tú crees que cuando digan el apellido de Lilith, cierta persona que tú y yo conocemos bien y sabes que trabaja acá en Hogwarts como colega, no se enterará de ello?-le preguntó.

Esta situación puso tensa a Madeleine, pero finalmente dijo: Tendré que correr ese riesgo.

¿Quieres que te de un consejo Made?- le preguntó cariñosamente Lupin.

Dímelo-dijo la bruja al fin, tratando de calmar su ansiedad que de repente se había asomado.

Es mejor, que en algún momento, se lo digas sin titubeos-le contestó el licántropo.

La rechazaría- le dijo Madeleine.

Remus respiró profundo y dijo: Siempre habrá alguien que él escuchará sus consejos, aunque lo haga a regañadientes y comprenda la magnitud de la situación, el padre de tu hija no es un tonto, es una persona inteligente, por lo tanto sabrá que nada sacará con rechazarla, es su propia sangre.

Llegaron a la puerta del castillo y pasaron hacia el corredor.

¡Madeleine!, ¡Remus!- dijo Albus- ¡Qué gusto volverlos a ver!.

Gracias Director- dijeron ambos.

Yo me voy a mi despacho Albus-le dijo el licántropo- cumplí ya con la tarea de traerla al menos.

¡Oh, muchacho!- le dijo Dumbledore- muchas gracias- volviéndose a la bella bruja- ven conmigo a mi despacho, tengo que entregarte la planificación anual de tu asignatura.

¡Vamos!- dijo la adivina.

Fueron al ascensor tipo gárgola que había y dijo: Las damas primero, por favor.

La bruja subió el peldaño y el Director iba detrás de ella, la adivina estaba fascinada con todo lo visto hasta hoy, era realmente como volver a casa.

Por aquí, por favor- dijo el anciano director- pasa a mi despacho.

Madeleine entró al despacho de Albus, y muchas cosas no habían cambiado; estaban los cuadros de antiguos directores, una biblioteca muy repleta de interesantes libros, varios artilugios que llamaron la atención, los cuales reposaban en las vitrinas y su escritorio.

¿Un dulce de limón?- le ofreció Albus.

¡Oh, gracias!- le dijo- tomando uno y echándoselo a la boca.

Acá tienes la planificación de tu asignatura- le dijo el Director- pero, por favor, siéntate, estás en tu casa, dime si encuentras algún detalle que se me ha pasado por alto.

La sanadora había visto con detalle su planificación anual y encontró que todo estaba perfecto.

Ningún detalle Albus, todo está bien-le dijo- y ¿Cuál será mi despacho y aposentos?- preguntó.

Te llevo, no tengo ningún problema- dijo el anciano.

Salieron del despacho y la condujo a su despacho que estaba unido con su salón de clases de Adivinación y arriba de él estaba su dormitorio, el cual era bien amplio y contaba con su baño propio.

Pepy es el nombre de tu elfina- dijo Dumbledore- ella te puede traer todo lo que gustes, cuando te sientas indispuesta por tu condición a bajar al Gran Comedor.

¡Oh genial!, gracias Albus- le contestó la bruja.

Además, hemos acordado entre los Jefes de cada una de las Casas, que tu hija debe tener una habitación aparte, así que se acordó que usará una habitación de los prefectos que también tiene su baño propio- le dijo el Director.

¡Oh, gracias!- le dijo la bruja, ese tema me tenía muy inquieta.

Salieron de su despacho para continuar dirección a la Sala de Profesores: Ahora llegaremos en un momento a la Sala Común de todos los Profesores, para que te puedan conocer- le dijo el anciano Director- pero antes de eso hay un tema que quiero tocar contigo que me ha dado vueltas la cabeza gran parte del tiempo y quiero que tengas la absoluta confianza y certeza que esto quedará entre nosotros dos.

Si, claro Albus, ¿De qué se trata?- preguntó la bruja.

Cuando yo fui a entregar tu carta de admisión para tu hija, vi el apellido de ella- dijo Albus- supe por boca del posible padre de tu hija que ustedes tuvieron una relación corta, justamente el mismo tiempo que tiene la niña de edad- le dijo mirándola a los ojos.

Madeleine palideció, pero confiando ciegamente en su interlocutor decidió contar este secreto que tanto le daba regocijo como temor.

Dime lo que quieras saber y yo te lo respondo-dijo Madeleine.

¿El padre de tu hija sabe de la existencia de ella?-le preguntó.

No- le respondió la bruja.

Minerva suele llamar a los niños por su primer nombre y apellido-le dijo Albus- como bien sabrás el padre de tu hija es un profesor de acá de Hogwarts y estará presente cuando escuche el nombre y apellido de la niña.

Es lo mismo que me decía Lupin- le dijo la adivina.

¿Te has puesto a pensar, las preguntas que hará y cómo se pondrá cuando lo sepa?- le preguntó el Director.

Si se que las hará, no creas que no temo ese momento- le dijo Madeleine.

Los niños en 15 minutos aproximadamente llegarán acá, serán seleccionados a sus casas uno por uno y todos estaremos atentos donde serán designados- le dijo el anciano- no me corresponde a mi decidir cuánto tiempo es el adecuado para que le digas la verdad, pero procura que sea pronto, tómalo como un consejo de un anciano y una sabia advertencia antes que esto empeore, ¿bueno?.

Madeleine tragó saliva y le dijo: Si yo no lo he contactado antes al padre de mi hija para decirle la verdad sobre Lilith es porque él con su rechazo hacia mi persona por mi condición, me dejó en claro que tampoco quiere saber si esa descendencia contiene ese mismo "problema"- le dijo.

El no rechazará a su hija- le dijo cariñosamente Albus- puede que el se vea como un hombre duro, pero no veo haciéndole eso a su pequeña, además no lo puedes negar, es la fotocopia de la que pudo haber sido tu suegra.

Así es- dijo la bruja nerviosa.

Tu secreto está a salvo conmigo- le dijo Albus- ahora vamos a la sala común de profesores para que te demos la bienvenida.

¡Gracias, Albus, por entenderme!- le dijo emocionada la bruja.

Partieron camino a la Sala Común de los Profesores para que le pudieran dar a ella la bienvenida.


Nuestro Dulce SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora